viernes, 11 de junio de 2010

¿Nuestro Señor Jesucristo ó Satanás?

La línea que divide el bien del mal es fina, tenue y a veces engañosa. No nos dejemos sorprender ni ilusionar por las riquezas terrenales, Dios y el Cielo siempre prevalecerán sobre ellas.

Vivimos en un mundo materialista donde todo o casi todo converge para que seamos atrapados por las redes de Satanás. Tan solo detengámonos a ver los encabezados de los periódicos, noticieros y otros medios de información y en ellos encontraremos que se da preferencia a los crímenes, a los raptos, a las tragedias, a las calamidades y a cuanto mal sea motivo de noticia sensacionalista.

Se publican en gran tamaño y a todo color las fotografías de todas aquellas personas que han cometido un mal, y eso lo vemos a diario. Pero ¿vemos acaso a diario publicadas las fotografías de personas honestas que han hecho una obra de bien? No, claro que no, es que por esta clase de información tenemos que pagar, mientras que la de los asesinos, criminales, violadores y ladrones se las publican sin costo, gratis. “es que estas noticias, venden”, dicen los responsables tratando de justificar su desprestigiante periodismo.

Es así, como las almas débiles sin la fortaleza de Dios, poco a poco se van contaminando con la basura publicada, y su corazón se va endureciendo ante el endemoniado mensaje de Satanás.

¿Por qué en lugar de notas rojas no se publican notas de vida y amor que remuevan de nuestros corazones el caos y la miseria en que se debate el mundo en que actualmente vivimos?

El libre albedrio es uno de los valiosos regalos dados por Dios al hombre a través de lo cual ejercitamos la voluntad para tomar nuestras propias decisiones. Es nuestra decisión elegir el Bien o el Mal. Hermanos, hagamos oración contrita para que Dios Nuestro Señor y el Espíritu Santo nos den la fuerza e inteligencia para rechazar el mal. Nosotros somos los únicos responsables de nuestros actos.



¡Cumplamos las promesas y juramentos hechos en nuestros Sacramentos!

¡Cumplamos con los Mandamientos de Dios y con los de nuestra Santa Iglesia Católica!

¡Cumplamos con lo que nos pide la Virgen Santísima en cada una de sus apariciones en sus diferentes advocaciones: oración, oración y más oración!

¡¡¡Oremos cuantas más horas podamos para que el Santísimo Sacramento nos llene con su luz!!!.
Cristo Vivo te espera siempre, a cualquier hora,

en tu Capilla de Adoración Eucarística Perpetua.



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