Estamos ya a mitad de la tercera semana de la Cuaresma y nos acercamos a los días de la Pasión de Nuestro Señor y nos preguntamos ¿Cómo vamos en nuestra preparación para la Pascua?... y no sabemos que contestarnos.
¡No tenemos noción exacta de lo que hemos hecho
y de lo que nos falta por hacer!
Esta incertidumbre brota de nuestra propia conciencia que nos señala la falta de oración que hemos tenido.
- Orar no es repetir la lectura de las más hermosas palabras en alabanza a Dios,
- Orar es sentir en el alma lo que estamos diciendo con la mente, es sentir la opresión embriagadora del amor ahogando nuestros corazones,
- Orar es sentir la felicidad del dolor sublimado en el palpitar de un regocijo que enteramente nos sacude hasta hacer brotar lágrimas de infinita dulzura celestial,
- Orar es caer rendidos a los pies de nuestro creador y humildemente besar las huellas de su caminar en nuestro camino.
Santa Teresita del Niño Jesús escribió: “Para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento de amor tanto desde la prueba como desde dentro de la alegría”
San Juan de la Cruz dice: “La oración es una escucha en profundo silencio de lo que habla Dios, el Señor de ella.”
San Pedro Pío nos dice “Apenas me pongo a orar, enseguida siento mi corazón como invadido de una llama de amor vivo. Esta llama no tiene nada que ver con cualquier llama que destruye y no causa pena alguna.”
La Beata Madre Teresa de Calcuta dijo: "Mi secreto es de lo más simple... Rezo y a través de mi oración me convierto en alguien que ama a Cristo y veo que rezarle es amarlo y eso significa cumplir con su palabra.”
El Catecismo de la Santa Iglesia Católica nos enseña que la oración es: “La elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes.”
La oración la podemos manifestar de diferentes formas pero lo esencial es que cumpla con su fin único: Ponernos en Coloquio Espiritual con Nuestro Dios.
Jesús acostumbraba a orar al Padre en la soledad y en el silencio de la noche. Muchos pasajes Bíblicos nos lo testimonian.
Es complejo el tema de la Oración, cada uno tiene su manera o forma de hacerla, lo importante es que sea sinceramente verdadera y lleve a Nuestro Creador nuestro amor y respeto con la humildad de ser escuchados y que acataremos su respuesta sea cual fuere, porque es la voluntad de Dios.
Hay citas y frases muy hermosas que conmueven y nos dan sentimientos de amor acerca de la oración y entre ellas nos ha tocado escoger la siguiente por su sencillez y efectividad:
De la Primera Carta de San Pablo a los tesalonicenses 5,16-18:
“Estén siempre alegres, oren sin cesar y en toda ocasión den gracias a Dios: ésta es por voluntad de Dios, vuestra vocación de cristianos.”
Queridos hermanos seamos persistentes en nuestro objetivo cuaresmal de prepararnos para la gran festividad de nuestra Santa Iglesia que es la Pascua de Resurrección.
Oremos en toda ocasión propicia que se nos presente, apartemos la apatía de nuestros corazones y platiquemos sinceramente con nuestro Dios poniendo en sus manos nuestras vidas, que de hecho son suyas por habernos Èl creado.
Recemos con fe, constancia y amor, sin reposo ni tregua, porque la Oración es el don que nos aleja de la tentación y del pecado y nos mantiene unidos a Dios Nuestro Señor.
Alabado y adorado sea por siempre Jesús Sacramentado
¡¡¡Viva Cristo Rey!!!