Hoy nos ha tocado la gracia de que nuestra publicación semanal coincida con el último día del año 2014. No podríamos dejar escapar, la oportunidad de hacer llegar a todos nuestros lectores, el juicio que resulta de nuestra reflexión con motivo de la fecha que universalmente celebramos para despedir al año que se va y la bienvenida al año que llega.
Detengamos un momento el transitar acelerado de las últimas horas de este año que finaliza, y busquemos en los días de este inmediato pasado los hechos que hemos vivido.
Hagamos un examen de fin de año a nuestra conciencia, repasemos con sincera neutralidad lo que hemos de cosechar de lo que fuimos sembrando en el diario acontecer de nuestra humanidad...
Rescatemos de nuestra memoria las buenas acciones que llevamos a cabo sin esperar de ellas recompensa alguna, solo la satisfacción íntima de haber hecho por amor lo que Jesús, Nuestro Señor, nos pide con su infinito amor.
Amor con amor se responde a Dios por los favores recibidos. No hay otra forma más verdadera y justa de proceder ante los beneficios que recibimos de nuestro Altísimo Creador.
Ahora veamos la parte oscura de nuestro comportamiento. Busquemos en el fondo del baúl de los malos recuerdos, ahí donde secretamente quisimos tapar con el olvido nuestras faltas y ofensas a Dios, porque en todo aquello malo que hacemos de pensamiento, obra u omisión, a quien volvemos a crucificar es a Jesús nuestro Dios y Señor.
Ya tenemos nuestras acciones sopesadas, las buenas y las malas. Pongámoslas separadas en cada uno de los platillos de la bascula de nuestra conciencia. Y comprobemos hacia donde se inclina el fiel...
¡Alegrémonos si el fiel se inclina hacia el lado del bien!, porque hemos vencido al mal y ¡démos gracias a Dios por su ayuda!
Mas, si el fiel se inclina hacia el mal... que el dolor nos envuelva totalmente y arrepintiéndonos de todo corazón invoquemos la misericordia de Dios para que nos perdone y prometamos jamás volver a caer en el pecado.
El año que viene, Año Nuevo, no hemos escrito nada en él, ni bueno ni malo.
Preparémonos mediante la oración y las buenas acciones a recibir el año 2015, en nuestra casa y con nuestra familia, en compañía de Jesús, María y José, la Sagrada familia.
Disfrutemos cristianamente la celebración, sin caer en excesos mundanos, respetuosamente y llenos de amor demos gracias a Dios por permitirnos vivir un año más, que deseamos dé los frutos que esperan de sus fieles hijos el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Que nuestras oraciones sean entregadas en el cielo por la intercesión de nuestra Santísima Virgen María, Madre de Dios y Reina del Cielo y de la Tierra. Que ella con el infinito amor que nos tiene le diga a su divino hijo,
¡Recibe sus ofrendas y perdónalos una vez más!
Queridos hermanos vayamos el primer día del año nuevo a visitar a Jesús Sacramentado en su eterna morada terrenal, nuestra humilde Capilla de Adoración Eucarística Perpetua, para decirle:
¡Oh buen Jesús, te amo con toda mi alma, con todo mi corazón,
te doy mi vida, soy todo tuyo Señor!
¡Feliz Año Nuevo en Jesús Sacramentado y felicidades también con la tierna y dulce Virgen María, Reina de nuestro corazón!
Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado
¡¡¡ Viva Cristo Rey !!!