En estos últimos días, grupos de hermanos inflamados por el fuego divino, han empezado en Cardel y alrededores, la misionera y ardua labor de buscar entre los seres honestos y dignos, adoradores al Santísimo para nuestra Capilla de Adoración Eucarística Perpetua en la Parroquia San Francisco de Asís.
Van de puerta en puerta, llevando el mensaje de paz y amor que Dios les ha infundido, para que le adoremos más personas, en las madrugadas, en las mañanas, en las tardes y en las noches durante todos los días del año, a cada hora ininterrumpidamente, sin fallar una sola. Tanto en invierno como en verano, inmersos en el frio o en el calor, pero con la fe en nuestros corazones y con la decisión férrea de nunca jamás, dejarlo solo.
Almas benditas, las de estos hermanos, que solo buscan como recompensa el poder servir y adorarle a Él, que nos dio la salvación eterna por el sacrificio de su Hijo Unigénito, Jesucristo Nuestro Señor.
Encomiable labor la de estos indesmayables seguidores de Cristo y sus divinas enseñanzas. Algo como esto les esta diciendo Jesús: “Hay muy pocos pescadores para la gran pesca de almas en el mundo”. Son los elegidos y benditos por Dios, y Él siempre les acompañará y guiará sus pasos para que puedan cumplir cabalmente con su misión.
Hermanos no se entristezcan, ni pierdan sus valores y la fe y recuerden las palabras que dirigió Jesucristo a sus apóstoles y que también se aplican a ustedes:
“Mirad que yo os envió como ovejas en medio de lobos. Sed pues prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas.“
“Quien a vosotros escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros rechaza a mí me rechaza, ahora bien, quien me rechaza a mí, rechaza a Aquel que me envió.“
Hermanos todos, los que están leyendo estas palabras, oremos por nuestros hermanos misioneros Lucía Pérez Lagos, Alma Ortiz Ramírez y Dulce Pérez Napoleón quienes acompañados por otros adoradores van sembrando la semilla de nuestro inmenso amor a Jesús y también ¡unámonos a ellos para propagar nuestra fe!
Roguemos para que los frutos de su trabajo, sean nuevos adoradores que participen con nosotros en una Adoración que brote de nuestros corazones y le diga a Dios Nuestro Señor:
¡Aquí estamos todos juntos para alabarte y glorificarte y jamás solo dejarte, hasta que nos llames a tu lado y de allí en adelante adorarte por toda la eternidad!
¡Bendito y alabado sea Jesús Sacramentado!