El Misterio Supremo de nuestra Fe, la creación más portentosa de Jesús al convertir su Cuerpo y Sangre en el Pan y Vino durante la Última Cena con sus Apóstoles, la noche anterior a su inmolación, durante la Fiesta de Pascua, la noche del Jueves Santo.
El Cuerpo y Sangre de nuestro Redentor, desde ese momento, se funden en un haz de purísima luz donde vibra el celestial trepidar del amor de su Sagrado Corazón.
Son innumerables los testimonios que asocian a la Eucaristía, Hostia Consagrada, con la Luz Divina, he aquí algunas de ellas:
Cristo Jesús, Él mismo nos dice en el Evangelio: "Yo soy la Luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida (Juan 8, 12)"
“A veces, veo la Hostia con un resplandor y con una belleza muy grandes, más que si fuese el resplandor del sol.” (Santa Ángela de Foligno)
“Yo vi salir como un humo del Sagrario, muy brillante y claro, a modo de la claridad de la luna que subía hasta por encima de las casas……” (Santa Micaela del Santísimo Sacramento)
“He visto el sol que salía del Santísimo Sacramento, y han quedado ofuscadas las otras luces…..” (Santa Faustina Kowalska)
“Una tarde visité una capilla y se encontraba allí una hermana llamada Hilda Walstrum, orando y sollozando silenciosamente. Al preguntarle si le pasaba algo me contestó: que sus lágrimas eran lágrimas de gozo. Había asistido a la Misa y durante la Elevación, vio que la Sagrada Hostia se transformaba en un apasionado corazón destellando rayos luminosos.” (Relatado por Monseñor Josefino Ramírez)
Sigue relatando el Obispo Josefino Ramírez: “Lo mismo sucedió a la hermana Inés, de Akita en Japón. Ella fue a la capilla de su convento a orar y vio que una luz deslumbrante salía del Santísimo Sacramento.Personalmente tuve una conversación con el Obispo Ito de Akita, quien me dijo que estuvo presente en la capilla y podía dar testimonio de la luz gloriosa que irradiaba del Santísimo Sacramento"
Ciertamente, Jesús Dios Nuestro, se encuentra presente en la Sagrada Hostia expuesta en las Capillas de Adoración Eucarística Perpetua. Es Dios vivo a quien vemos y adoramos en nuestras visitas horarias, los que somos adoradores confirmados, o los que le visitan a diario por cualquier motivo personal durante breves minutos.
El silencio, es el celestial vínculo que nos comunica a Jesús y nos permite relacionar nuestra alma con su misericordioso y sagrado corazón.
Cada uno tenemos nuestra personal manera de platicar y adorar a Jesús Sacramentado, guardando el respeto y veneración porque es a nuestro Dios en persona a quien nos dirigimos. Por lo tanto debemos de ir preparados en mente y alma al divino encuentro.
No debemos llegar a la Capilla sin saber qué y cómo vamos a dirigirnos a Nuestro Señor. Debemos evitar hojear las páginas sueltas que contienen oraciones, si en verdad no sentimos los que esas palabras significan.
Nuevamente, les aconsejo ir debidamente preparados al igual como cuando vamos a recibir el Cuerpo y Sangre de Nuestro Redentor en la Sagrada Comunión.
Queridos hermanos coordinadores de las Capillas de Adoración Eucarística, capaciten y enseñen a los miembros de la Adoración Eucarística como también a los que solamente visitan al Santísimo, a de verdad bendecir, alabar y adorar a Jesús Sacramentado, nuestro Dios y Señor, como Él humildemente lo merece y espera.
Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado
¡¡¡Viva Cristo Rey!!!