La rueda del molino de la vida está por dar su última vuelta anual y la molienda de nuestros hechos de bien y de mal por Dios será guardada en nuestro granero personal hasta el Juicio Final.
Mañana habrán pasado 525,600 minutos del año que termina, solamente faltan 1440 minutos y entraremos al Año Nuevo.
Estas últimas 24 horas las quiero dedicar para decirte a tì, Dios mío lo que pretendo hacer con tu ayuda en el Año Nuevo.
Esta es una serie de intenciones similar a la que acostumbramos a proponernos a nosotros mismos con el paso del año que se va, donde nuestro egoísmo las circunscribe a nuestro ámbito personal, pero éstas, las que yo te quisiera mostrar hoy, son las que puedo ahora expresar con un espíritu renovado que gracias a ti, tengo hoy porque puedo decir que sí, que has hecho en mí el milagro de fe con el que tanto soñé desde mi lejana infancia...
¡¡Dios mío y Señor mío hoy es todo tuyo mi corazón!!
He aquí, pues mis intenciones para que me ayudes a cumplirlas:
- Dios mío permíteme seguir a tu lado y que nada ni nadie me aparte de Tí.
- Que mire hacia adelante con la esperanza segura de que algún día te dignes aceptarme en tu casa.
- Que sea mi alma la imagen que muestre al mundo el milagro que has obrado en mí.
- Que vea y comprenda que soy solo el instrumento que vibra al toque de tu misericordia y perdón; y que ese perdón y misericordia lo pueda yo dar a todos mis hermanos.
- Que por más duro y agreste que sea el camino que me tienes destinado lo pueda transitar con una sonrisa de alegría por ser esa tu voluntad; y que en él pueda ayudar a levantarse al hermano que cae para que siga el camino hacia ti.
- Que cuando más dura sea la prueba que tú me designes sea yo más firme en mi fe para cumplirla.
- Que me alcance el poquito de fe restante para que ayude al hermano que flaquea y duda de ti.
- Que no busque en el mundo sus bienes materiales sino que constante vaya en pos de la Luz de tu Verdad y de tu Amor. Y que guíe al hermano que cegado por la ilusión de lo banal ha perdido la Luz que le lleva hacia ti.
- Que cada día y cada hora de mi vida te vaya amando más y más hasta poderte casi igualar en el amor que tú me tienes a mí. Y que también ame al hermano que me lastime y me ultraje porque el perdón y el amor vienen de ti.
- Que los males físicos no me impidan alabarte y adorarte, que la fuerza de mi espíritu se sobreponga a la debilidad material y con tu ayuda Jesús Sacramentado pueda cumplir el deseo más absoluto y grande que tengo que es el de amarte y venerarte por toda la eternidad en unión de todos los fieles hermanos de la Adoración Eucarística Perpetua del mundo entero, a quienes te ruego los protejas y les des tu Santa Bendición y que este año que viene te amen también más y más con el mismo amor infinito con el que Tú los amas.
Alabado y adorado sea por siempre Jesús sacramentado.
¡¡Viva Cristo rey!!