Somos católicos desde que nos Bautizamos y recibimos al Espíritu Santo y por este Sacramento somos perdonados del pecado original, por el cual murió Jesucristo, nuestro Dios y Redentor.
Luego, recibimos los Sacramentos de la Eucaristía y de la Confirmación mediante los cuales, con conocimiento de causa reafirmamos nuestra Catolicidad.
De aquí en adelante, nuestra permanencia activa en la Iglesia Católica es dependiente de nuestra propia decisión.
Es nuestro libre albedrío el que nos convierte en Católicos Verdaderos, Católicos solo “de nombre” o tajantemente: No-Católicos.
Cada quien construye su vida, tanto en el aspecto material como en el espiritual. Nada ni nadie nos obliga a escoger los malos o buenos tabiques que emplearemos en edificar nuestra morada temporal.
En el Catecismo de nuestra Santa Iglesia Católica, que aprendimos desde niños, están los métodos, instrucciones, herramientas y elementos que nos capacitan y ayudan para llevar a cabo la obra de nuestra persona.
Aquel que sigue primero las enseñanzas de Jesús, es decir su palabra señalada en las escrituras por los Santos Evangelistas, y luego cumpliendo fiel y estrictamente de todo corazón, los preceptos emitidos por la iglesia, es un católico verdadero.
Lo anterior entre otras cosas, establece como obligación de cumplimiento con irrestricta sinceridad de corazón, Amar a Dios sobre todo ser o cosa existente; Amar al prójimo como a uno mismo y hasta más que a uno mismo, porque bendito aquel que padeciendo hambre le da al hermano más necesitado el único bocado de su boca; y ser hombre de rectitud y compromiso en aceptar y realizar los mandamientos de la Santa Iglesia Católica con íntima y profunda convicción.
Estos son los principios básicos para la formación del verdadero católico. Hay otras muchas, muchísimas cualidades que son propias del ser humano que ama a dios y a su iglesia y que necesitaríamos la inteligencia necesaria para llenar libros completos y nombrar y explicar las mencionadas cualidades.
Cada uno debe procurar durante su vida buscar y encontrar dichas cualidades (entre ellas: Humildad, Generosidad, Castidad, Paciencia, Templanza, Caridad, Diligencia) para que su conocimiento y practica de las mismas, engrandezcan su riqueza espiritual para el único fin de la gloria de Dios Padre.
En el plato opuesto de la balanza encontramos al católico solo-de-nombre, al católico solo de boca, al católico de conveniencia, al católico light o superficial, al católico de menú (como lo catalogó en una homilía el Arzobispo de Xalapa, Veracruz, México: Monseñor Hipólito Reyes Larios).
Todos los sobre nombres de este católico tibio son inherentes a aquel ser humano que habiendo sido bautizado, no es miembro activo de la iglesia, es diríamos un muy simple simpatizante del movimiento sin involucrarse en él.
Es católico de nombre porque en su crasa ignorancia cree que fue bautizado solamente para que le pusieran un nombre o también estima que porque vive en el seno de una familia católica el por añadidura es también católico.
Es católico solo de boca porque cuando le preguntan ¿cuál es su religión? Responde como autómata o robot: católico, así con minúscula, porque así es su catolicismo, mínimo y vacío.
Es católico de conveniencia porque como el fariseo quiere mostrarse como hombre justo y de bien solo por aparentarse católico y obtener así un falso reconocimiento.
Es católico light o superficial porque cree que yendo de vez en cuando a misa sin recibir la Santa Eucaristía porque jamás recibe el Sacramento de la Reconciliación, y ser devoto de un santo y asistir a ciertas festividades es suficiente para que se crea con derecho a ser llamado católico.
Es católico de menú aquel que acepta los compromisos y mandamientos de Dios y de la Iglesia como si fueran el menú de platillos que recibe cuando llega a un restaurante, donde escoge solo lo que le gusta y le acomoda.
Queridos hermanos, ser católico no es un hobby ni un entretenimiento pasajero, ser católico es pertenecer de por vida y a tiempo completo, a la única iglesia que el mismo Jesús Dios y Señor Nuestro estableció.
Ser católico es ....
¡Tener en el corazón un pedacito del Corazón de Jesús
y de la Santísima Virgen María!
Vivir siguiendo el camino que Jesús nos señala.
y de la Santísima Virgen María!
Vivir siguiendo el camino que Jesús nos señala.
¡¡Amar sin límites ni recompensas!!
Ser católico es al momento de morir...
Tener en nuestros labios el dulce nombre de Jesús!!!
Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado
¡¡¡ Viva Cristo Rey !!!
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