jueves, 3 de marzo de 2011

La Familia Católica

Así como la célula es la unidad de todo ente vivo, la familia es la unidad y fundamento de un hogar católico y de una nación. La familia está constituida básicamente por los padres (Madre y Padre) y por los hijos, los cuales habitan bajo el mismo techo y atados entre sí por los lazos del amor.

El matrimonio es la unión del hombre y la mujer, Sacramento instituido por Dios, mediante el cual la Iglesia Católica aprueba y bendice esta unión y cuya indisolubilidad está también confirmada por las palabras de Jesús: “Lo que Dios ate en la tierra será atado en el Cielo”.

La familia católica es, pues, la unión del padre y la madre por el sacramento del matrimonio y por los hijos, resultado de esta unión. El ejemplo y modelo de perfección es la Sagrada Familia, conformada por la Virgen María, San José y el Niño Jesús. En ella se formó como ser humano nuestro Señor Jesucristo, y allí aprendió a honrar a sus padres terrenales tal como lo indican los mandamientos de su Padre Celestial.

Es nuestra familia la que nos lleva al primer encuentro con Dios, mediante el sacramento del Bautismo, y por el cual recibimos al Espíritu Santo y se nos convierte en Santos. Luego se nos enseña a conocer a Nuestro Dios, a su Santísima Madre y a los Santos y cómo comunicarnos con todos ellos mediante la oración. Y por último para cumplir con su obligación básica de familia católica nos hacen partícipes de la Penitencia Eucarística y Confirmación, que son también Sacramentos de la Santa Iglesia Católica.


La familia es una institución Sagrada, indisoluble y base fundamental para el conocimiento y desarrollo de nuestra Fe. La familia es el tabernáculo donde guardamos las enseñanzas y preceptos que nos legaron nuestros mayores y que a su vez nos tocará heredar a nuestros descendientes, por lo que en su fortaleza nos haremos dignos de glorificar a nuestro Padre Celestial.
Los valores éticos, morales y espirituales de una familia católica son el crisol donde se funden los elementos que nos permitirán una existencia feliz con la ayuda y bendición de Dios Todopoderoso.

Como miembros de una familia católica, debemos dar un NO rotundo a los factores negativos que hoy amenazan su unidad como son entre otros, el materialismo, el concubinato, el divorcio y el aborto. La práctica de estos sacrilegios son el resultado de la irresponsabilidad de algunos seres que cegados por su soberbia, solo admiten en su vida una existencia ateísta, sin fe, sin amor y sin Dios.

Hoy al escribir sobre la familia viene a mi memoria el recuerdo de una bella costumbre: Hace ya muchos años, era una práctica común que toda familia católica entronizara la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, colocándola en un lugar prominente del hogar, donde se le veneraba como el protector de la familia.



¡Oh hermosos recuerdos de mi niñez!
donde mi madre nos educaba en el amor a Dios,
abriendo nuestros corazones para que en nuestra inocencia
entrara el de Nuestro Señor Jesucristo
y dejara en ellos impresa su ternura y bondad
y que hoy después de los años florecen
como una infinita gracia nacida
al calor de una familia bendecida por Dios


Dios permita que este 6 de marzo, Día de la Familia, logremos que nuestras madres sean como la Virgen María, nuestros padres como San José y nosotros imitemos a Jesús de Nazaret.
Hermanos, este Domingo 6 de marzo oremos pidiendo al Señor bendiga y mantenga unidas por la fe a las familias de todo el mundo, a las de nuestro país, a las de nuestra parroquia y también a la nuestra, en donde le amamos con todo nuestro corazón.



Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡Viva Cristo Rey
!!!

1 comentario:

  1. OH Dios, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra,
    Padre que eres amor y vida,
    haz que cada familia humana sobre la tierra se convierta,
    por medio de tu Hijo, Jesucristo, “nacido de Mujer”,
    y del Espíritu Santo, fuente de caridad divina,
    en verdadero santuario de la vida y del amor
    para las generaciones que siempre se renuevan
    Haz que tu gracia guíe los pensamientos y las obras de los esposos
    hacia el bien de sus familias
    y de todas las familias del mundo.
    Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia
    un fuerte apoyo para su humanidad
    y su crecimiento en la verdad y en el amor.
    Haz que el amor, corroborado por la gracia
    del sacramento del Matrimonio,
    se demuestre más fuerte que cualquier debilidad y cualquier crisis,
    por las que a veces pasan nuestras familias.
    Haz finalmente, te lo pedimos por la Sagrada Familia de Nazaret,
    que la Iglesia en todas las naciones de la tierra,
    pueda cumplir fructíferamente su misión
    en la familia y por medio de la familia.
    Por Cristo Nuestro Señor,
    que es camino, verdad y vida
    por los siglos de los siglos.
    Amén

    Juan Pablo II.

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