miércoles, 22 de enero de 2014

¿Somos los Católicos verdaderos seguidores de Cristo?



Primeramente quisiera empezar por reconocer la fidelidad y amor con que muchos católicos siguen los pasos de Jesús. Sin mostrar arrogancia, humildemente, bendicen, alaban y adoran a Cristo, según la Liturgia y Normas establecidas por la Santa Iglesia. Cumplen fielmente sus mandamientos y sobre todo los mandamientos de la Ley de Dios.

Pero en la otra mano, desgraciadamente, encontramos a muchos pseudo-católicos, que establecen sus normas personales en las que los Mandamientos de Dios y de la Santa Iglesia son adecuados a su comodidad y antojo.

Cada día vemos que aumentan estos católicos de total tibieza espiritual,. Seres que cumplen su voluntad e ignoran la voluntad de Dios. Y este sacrilegio de rechazo a las palabras de Jesús es el sello de “moda” que adopta sobre todo,  parte de nuestra juventud.

La falta de respeto, amor y fidelidad a nuestra religión tiene su origen en las raíces de nuestra existencia.

La familia

La familia es el cimiento primario de la solidez de nuestra estructura religiosa. La pareja, hombre y mujer, deben empezar su formación con la Bendición de Dios, recibiendo el Sacramento del Matrimonio, como el indispensable requisito para una firme y duradera unión.

El Matrimonio, al igual que los otros seis Sacramentos de la Santa Iglesia, debe ser recibido con pleno conocimiento de lo que significa, su duración  de compromiso de responsabilidad es para toda la vida, y que tanto el hombre como la mujer son los pilares idénticos, que sostendrán su estabilidad material y espiritual.

La iglesia no acepta matrimonios que se acogen a usos y caprichos, tales como, la disolución por falta de amor, por incompatibilidad de caracteres, por infidelidad, y por muchos otros motivos propios de una unión débil, inmadura y no sacramentada.

Para el matrimonio hay que estar adecuadamente preparados,  la pareja deberá tratarse y conocerse muy bien y recibir las pláticas pre-matrimoniales con seriedad y conocimiento de causa y no considerarlas como un mero requisito para la realización de la boda.

La suntuosidad o la austeridad no engrandece ni disminuye la esencia del Sacramento Matrimonial, su validez, efecto y bendición es la misma en ambos casos.


Los hijos

Frutos del amor del matrimonio, deben ser amados por la pareja desde su concepción hasta su muerte. Procurando su felicidad espiritual y material toda la vida...  la responsabilidad de ser padres nunca termina.

Los padres deben velar porque la educación de sus hijos les proporcione los valores humanos y cristianos necesarios para alcanzar una existencia feliz.

Es deber fundamental de los padres para con los hijos,  que éstos crezcan en la verdad de la Santa Iglesia Católica, y reciban los Sacramentos que fortalezcan y hagan crecer su fe religiosa, siendo los primordiales, el Bautismo, Confirmación y la Eucaristía.

El ejemplo es la mejor enseñanza que podemos dar a nuestros hijos para su formación espiritual. Procuremos ser intachables cumplidores de nuestras obligaciones personales, civiles y religiosas. De esta manera ¡entregaremos al mundo hombres y mujeres dignos de la consideración humana y de la alegría y gloria de Dios Padre!

Los cristianos tenemos el mejor ejemplo de familia, padre, madre e hijo, en la Sagrada Familia de Nazaret, Jesús. María y José. Sigamos este modelo y habremos cumplido con Dios, con nuestros hijos y con la humanidad.

Queridos hermanos seamos fieles a Jesús Sacramentado y pidámosle por intercesión de la Santísima Virgen María, su dulce Madre y nuestra también, que nos de la fortaleza y sabiduría necesaria para cumplir verdaderamente con los mandamientos de Dios y de su Santa Iglesia.

Por la renovación de nuestro Bautismo y la unión de todos los cristianos,


Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡ Viva Cristo Rey !!!


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