jueves, 28 de julio de 2011

Pecados contra el Espíritu Santo.


El Espíritu Santo, uno de los elementos sagrados que forman la Santísima Trinidad junto con Dios Padre y Dios Hijo, entre sus muchos atributos y dones especiales, es el Sanador y Fortalecedor de la fe de todos los cristianos.


Es por su inmensa fuerza, que el demonio por medio de sus seguidores siempre trata de ofenderlo mediante el pecado.

La Iglesia Católica reconoce seis pecados contra el Espíritu Santo y son a saber:

1.- Presunción;
2.- Desesperación;
3.- Resistencia la verdad conocida;
4.- Envidia del bien espiritual del prójimo;
5.- Persistencia en el pecado;
6.- Impenitencia final.


Estos pecados en su repetición obstinada no tienen perdón ni en el cielo ni en la tierra, así lo dicen las sagradas escrituras:


Marcos 3, 29: “Pero el que calumnia al Espíritu Santo no tendrá jamás perdón, sino que arrastrará siempre su pecado.”




Mateo 12, 32: “ El que insulte al hijo del Hombre podrá ser perdonado; en cambio, el que insulte al Espíritu Santo, no será perdonado, ni en este mundo ni en el otro.”


Lucas 12, 10: “Toda persona que critique al Hijo del Hombre podrá ser perdonada pero el que calumnie al Espíritu Santo no tendrá Perdón.”


En estas tres citas bíblicas los evangelistas repiten las palabras pronunciadas por Jesús.


A continuación insertamos una breve explicación de cada uno de los pecados contra el Espíritu Santo:

1.- Presunción: Suposición de salvarse sin ningún mérito. La soberbia es el principal de los pecados capitales y de esta se desprende la “presunción” que consiste en confiar demasiado en si mismo.
2.- Desesperación: “Nunca desesperes de la misericordia de Dios”. La tentación mas grave que alguien puede tener es la duda de la realidad del amor y misericordia de Dios.
3.- Resistencia a la Verdad Conocida: Significa básicamente volver la espalda por completo consciente y deliberadamente a lo que consideras que Dios representa para ti.
4.- Envidia del Bien Espiritual del prójimo: El que cae en este pecado recome su alma atormentada con la pena, de la felicidad ajena.
5.- Persistencia en el Pecado: Es el que sigue en el pecado y reposa en él o sea que está atado por él y lo practica. Quienquiera que se declare libre, estando amarrado, no busca ni desea estar soltado.
6.- Impenitencia Final: Es la perseverancia en el pecado hasta la muerte.




El Espíritu Santo es la esencia infinita de amor que vive en Dios Padre y en Dios Hijo. Esencia que recibimos todos los cristianos bautizados y que nos inicia en el camino de la santidad. El Espíritu Santo es: Guía, Maestro, Abogado, Consolador, Luz Divina de Sabiduría y Entendimiento, Remanso de Paz Espiritual, Consejo de Comportamiento que nos acerca a la caridad, a la bondad y a la castidad.

El Espíritu Santo es nuestra Fortaleza, bendito fuego divino que nos enciende el alma de fe. Es la paciencia que nos permite aceptar con humildad los designios y la voluntad de Dios.


En resumen, el Espíritu Santo es el Principio fundamental de nuestra existencia en Dios y de nuestro más preciado objetivo en esta vida que es el de alabar y glorificar a Dios Nuestro Señor.


Hermanos, oremos siempre con fe y devoción para que jamás abandonemos nuestras creencias y que ni la soberbia ni falsas promesas nos lleven a pecar en contra de Dios, en su tercera persona, el Bendito Espíritu Santo.




ALABADO Y ADORADO SEA POR SIEMPRE JESUS SACRAMENTADO.

¡¡¡VIVA CRISTO REY!!!

jueves, 21 de julio de 2011

El Santo Sacrificio de la Eucaristía.

La actual Misa católica fue establecida por Nuestro Señor Jesucristo durante la última cena en compañía de sus discípulos, este milagro de amor lo hizo para que la humanidad recordara para siempre que su cuerpo convertido en pan y su sangre en vino son el sagrado alimento de nuestras almas y para que también tuviéramos presente que se entregó para nuestra redención y salvación. De allí sus palabras: “el que come mi cuerpo y bebe mi sangre, no morirá” y “hagan esto en conmemoración mía”.


Es pues, la Santa Misa el más importante rito de nuestra liturgia y como tal debemos mostrar nuestro respeto absoluto cuando asistimos a este sacrosanto ceremonial.



Parece que con los tiempos modernos, los adelantos de la ciencia y la globalización, nuestro comportamiento en el templo para asistir a Misa se ha deteriorado, por nuestra propia culpa y porque los nuevos pastores de la grey católica también han sido más condescendientes de lo permitido con la actitud de los fieles de su rebaño. ¿Nos ganaremos la simpatía de los parroquianos permitiéndoles hacer cosas que no deberían hacer?... ¡Cuidado! porque podríamos perder mucho más.



Según mi humilde entender las siguientes faltas no deberían ser permitidas ni aceptadas en un templo donde asistimos para demostrar a Dios nuestro amor y respeto total a las leyes que el estableció.



º Vestido: ¡Qué poco respeto mostramos a Dios asistiendo al sacrificio eucarístico con vestimentas inapropiadas para este acto!. Por dignidad propia debemos nosotros mismos censurar nuestro inapropiado modo de vestir. Ya en una ocasión, hace varios años, en algunos templos se impedía el ingreso a personas que llevaran atuendos no apropiados causando que muchos de los ofensores se retiraran para no volver más. ¡La soberbia del pecador puede más que la humildad del arrepentimiento! Por ello enseñemos con el ejemplo y vistamos decentemente como lo amerita el acto religioso al que estamos asistiendo.



º Esperando el Inicio de la Santa Misa: Cuando entramos al templo, entramos a la casa de Dios, si cuando entramos a la casa de un conocido le saludamos respetuosamente, con más razón u obligación ¡Saludemos a Dios con el respeto que solo Él se merece!. La casa de Dios es un lugar santo hecho para orar y alabar a Nuestro Señor y no lugar de tertulia simple y corriente como lo hacemos mientras esperamos el Oficio de la Santa Misa, convirtiendo al templo en una mundana antesala de un teatro de espectáculos. Si llegamos anticipadamente al templo, empleemos el tiempo en prepararnos debidamente para participar en el sagrado oficio al que venimos y no convirtamos nuestro lugar de oración en un vulgar rincón de coloquio ofensivo e irrespetuoso para el dueño del templo, Dios Nuestro Señor.



º La Santa Misa consiste en rituales bien definidos y no es la sucesión de capítulos sin relación alguna con el propósito de la Celebración Eucarística. Para recordarles, las partes en que se divide la Misa Católica son las siguientes:



1.- Ritos Iniciales: Entrada, Saludo al altar y al pueblo congregado, Acto Penitencial, Señor ten Piedad, Gloria, Oración de Colecta.



2.- Liturgia de la Palabra: Primera Lectura, Salmo Responsorial, Segunda Lectura, Evangelio, Homilía, Profesión de la Fe, Oración Universal.




3.- Liturgia Eucarística: Preparación de los Dones, Acción de Gracias, Santo, Epíclesis (Parte de la Misa donde se invoca al Espíritu Santo), Consagración, Anamnesis (Momento en que se celebra la memoria de Cristo recordando su Pasión, Resurrección y Ascensión), Oblación, Intercesiones, Doxología (Cuando el Sacerdote eleva la Hostia y hace una alabanza:” Por Cristo …”, Oración Final.



4.- Rito de Despedida: Con un ritual sencillo y breve termina la Misa. Un último saludo, la Bendición al pueblo y la despedida: Vayamos en Paz, la Misa ha terminado, o bien, Vayamos en Paz a Servir a Dios y a Nuestros Hermanos. Y el pueblo responde: Demos Gracias a Dios.



Queridos hermanos en Jesucristo Nuestro Señor, espero que estas humildes palabras les hagan reflexionar positivamente y recuerden que: La más efectiva y verdadera participación de los fieles en la Misa, no es el canto, o el escuchar la palabra de Dios, o el hecho de formar parte de la grey en oración, sino el


¡Recibir a Jesucristo en su realidad de Alimento Eucarístico!




ALABADO Y ADORADO SEA POR SIEMPRE JESUS SACRAMENTADO



¡¡¡VIVA CRISTO REY!!!

jueves, 14 de julio de 2011

Publicacion 75 de AEP Cardel

Queridos hermanos y lectores del blog de la Capilla de Adoración Eucarística Perpetua de Ciudad Cardel, México.


Asiduos compañeros que nos siguen también en otros países como en Perú, Colombia, Venezuela, Argentina, Chile, Ecuador, Estados Unidos de Norte América, España y otros del Continente Europeo, a quienes deseamos agradecerles el tiempo que nos dedican semanalmente en leer nuestras humildes palabras, que no son mas que la expresión del corazón de los encargados de unir en nuestras mentes la inspiración que sin merecerlo nos prodiga el Espíritu Santo:


Son 75 semanas en las que ininterrumpidamente hemos publicado nuestro post cambiando su contenido de acuerdo a las celebraciones católicas puntuales en las fechas de publicación. La tarea no ha sido fácil, pero sí muy agradable y sobre todo que lo hacemos solamente para la alabanza y gloria de Nuestro Señor.



Hoy, con el permiso de todos Ustedes hemos querido darles a conocer el motivo de nuestra alegría a este punto de nuestro proyecto y que con el apoyo que nos brindan nos permiten seguir adelante.
¡Gracias hermanos en el nombre de Dios!


Para finalizar queremos hacer público el testimonio de fe que observamos en días pasados al terminar un partido de fútbol soccer.

Había concluido el juego por el Campeonato Mundial de la categoría menores de 17 años y ante más de 100,000 espectadores el equipo campeón se reunió en el centro del campo y uniéndose en círculo todos, suplentes y titulares, de rodillas dieron gracias a Dios rezando el Padre Nuestro.


Las cámaras de televisión lo captaron pero los comentaristas y locutores lo callaron. Nosotros no lo podemos callar por falsos prejuicios, nosotros lo divulgamos por el sentimiento y fe de esos adolescentes, la juventud no es desentrampe irresponsable como muchos creen, esta juventud es el digno futuro de un mundo mejor. ¡Dios les ayude seguir en su camino y el Espíritu Santo les siga, dando fortaleza a su fe!

Hermanos, que este episodio nos deje el ejemplo a seguir, ¡Oremos y demos gracias a Dios por los favores que hemos recibido, sin medir la dimensión o el tamaño del mismo, solo agradezcamos de quien se ha recibido! No somos dignos, pero un solo gesto suyo bastará para merecerlo.





ALABADO Y ADORADO SEA POR SIEMPRE JESÚS SACRAMENTADO.

¡¡¡VIVA CRISTO REY!!!

jueves, 7 de julio de 2011

¿Está Dios Padre en Nuestras Oraciones?

Indudablemente todos los católicos creemos en Dios Padre y siguiendo sus mandamientos, obedecemos los diez; pero con mayor afán y ahínco el primero: “Amarás a Dios sobre todas las cosas.”


Siendo nuestro Dios un Trino indivisible compuesto por tres personas distintas, es lógico que al alabar y adorar a uno de ellos lo hagamos con los tres, pero... ¿En verdad sentimos en nuestros corazones el mismo recogimiento y amor cuando nos dirigimos a Dios Hijo o al Espíritu Santo como las pocas veces que nos dirigimos en forma directa a Dios Padre?... Creemos que No. Sabemos que el camino para llegar al Padre es seguir al Hijo, sin embargo nuestro espíritu y entendimiento se dirige al Hijo sin cabalmente creer que lo hacemos solo como un medio para llegar al Padre. Nuestras oraciones se detienen en Cristo.


Hagamos un examen sincero en nuestra conciencia y sabremos la verdad inspirados por el Espíritu Santo:

En verdad muy pocas son las veces que acudimos a Dios Padre en plegaria directa para solicitarle algún favor, siempre o casi siempre lo hacemos por intermedio de Jesús, La Santísima Virgen María o cualquier Santo de nuestra devoción particular. Es necesario dedicarle un momento de nuestra vida diaria al creador del Universo, a nuestro Dios Padre Omnipotente.

¿Cómo te puedo comprender, oh Dios, siendo tan grande,...

si no puedo comprenderme a mí, que soy tan pequeño? (San Agustín)

Esta es la verdad de nuestra ignorancia y de nuestro desconocimiento, si pudiéramos descifrar todo lo que encierra nuestro ser, que fue creado por Dios a su imagen y semejanza, podríamos comprender a Dios nuestro creador.


¡Renovémonos, oremos a Dios para que descubra ante nuestros ciegos ojos la verdad de nuestro divino origen y nos permita llegar a la eternidad que Dios nos tiene prometida!

A continuación transcribo unas Letanías de Lamentación escritas por San Agustín, y que encierra la miseria en que hemos convertido los hombres, el don sagrado de la vida que nos dio el Dios que nos creó:

  • Ante tus ojos, Señor, ponemos nuestras culpas, y junto a ellos ponemos los castigos recibidos.

  • Si pensamos el mal que hemos hecho, es menos lo que padecemos y más lo que merecemos.

  • Es más grave lo que cometimos, y más leve lo que sufrimos.

  • Sentimos la pena del pecado, y no quitamos la pertinacia del delito.

  • En tus castigos se aniquila nuestra debilidad, mas no se muda nuestra iniquidad.

  • Se inclina el espíritu dolorido, pero no se doblega la cerviz.

  • Nuestra vida suspira en el penar, pero no se enmienda en el obrar.

  • Si esperas, no nos corregimos; si castigas, no lo sufrimos.

  • Mientras dura el castigo, confesamos lo que pecamos; cuando pasa tu visita, olvidamos lo que lloramos.

  • Si extiendes tu mano, prometemos obrar bien; si suspendes el golpe, no pagamos lo prometido.

  • Si hieres, clamamos para que perdones; si perdonas, de nuevo provocamos para que hieras.

  • Tienes, Señor, reos confesos; reconocemos que si nos perdonas, es justo que nos castigues.

  • Concédenos, oh Padre omnipotente, aunque no lo merezcamos, lo que pedimos, pues hiciste de la nada a los que te lo pedimos. Por Cristo Nuestro Señor. Así sea.




Hermanos, ¡qué bellas y ciertas palabras las que San Agustín escribió y que nos llegan al fondo del corazón soplando sobre nuestras conciencias las brisas del arrepentimiento y el deseo de no volver a pecar!
Dios Todopoderoso, te pedimos que en tu facultad omnipotente transformes nuestro corazón, pedazo de carbón inerte, en una brasa ardiente de fe que irradie la luz de tu Espíritu Santo, aquí en la tierra hasta que tú lo permitas, y allá en el cielo por toda la eternidad.




ALABADO Y ADORADO SEA POR SIEMPRE JESUS SACRAMENTADO.
¡¡¡VIVA CRISTO REY!!!