miércoles, 22 de abril de 2015

Preparación para la Muerte.

En nuestra vida, los seres humanos siempre o casi siempre estamos anticipándonos a las tareas o compromisos que tenemos programados para ejecutar.

Veamos por ejemplo:
  • Si deseamos ingresar a una Universidad nos preparamos anticipadamente para presentar el examen de admisión, 
  • Si tenemos una cita de negocios con tiempo estudiamos los pormenores de los puntos a discutirse, 
  • Si tenemos que hacernos un análisis clínico nos sujetamos a las indicaciones del médico para estar preparados para la prueba, 
  • Igualmente si se trata de una  competencia deportiva nos adiestramos para estar en forma para el día del compromiso.


Todos los preparativos están sujetos a una fecha o tiempo de realización del evento en el que vamos a participar, pero estas fechas no son estrictamente cumplidas y no obstante saber que llegarán en un día y hora predeterminados las tomamos como verdad absoluta.

Pero en nuestras vidas solo hay un momento en  que desconocemos todos cuando llegará; y ese es el de nuestra muerte física terrenal.

Ante un hecho de ocurrencia inevitable, el cual definirá el futuro de nuestra alma en la eternidad, no nos preocupamos de prepararnos para cuando llegue.

Jesús nos advierte en varios momentos de su vida terrenal sobre la importancia de estar preparados, para cuando llegue el día en que indefectiblemente tendremos que dar el paso trascendental que nos llevará bien a la gloria de Dios o a las eternas tinieblas donde reina el maligno.

La responsabilidad la asumimos nosotros mismos, Dios nos indica el camino recto a seguir, que es el que nos enseña su Hijo Nuestro Señor Jesucristo. Es el camino de hacer el bien, cumplir los Mandamientos de la Ley de Dios y  los de nuestra Santa Iglesia Católica. La oración y las buenas acciones son también parte de nuestra preparación para nuestro encuentro con la muerte.


Quien esté preparado para el final, no  le temerá,  porque de antemano sabrá que las puertas del cielo las fue abriendo él mismo con su diario proceder.

Pero ¡Ay de aquel que envuelto en las redes del mal, tendidas por el mismo demonio, prefirió los placeres carnales, los pecados mundanos, la idolatría al dinero y su eterna sumisión a los dictados de Satanás!. Para él no habrá perdón ni misericordia, la justicia divina lo ha condenado.

Queridos hermanos, hemos buscado y buscando hemos encontrado un escrito que nos puede ayudar mucho en nuestra preparación para la muerte. Se trata de un libro escrito por San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia y fundador de la orden de los Padres Redentoristas.


Nuestros lectores que deseen profundizar en las reflexiones sobre cómo prepararnos para la muerte, les sugerimos buscar en internet o en librerías católicas la obra de este notable escritor, San Alfonso Maria de Ligorio, que trata sobre el tema "Qué necesitamos hacer para estar listos cuando el Señor nos llame."


Quisiéramos terminar esta invitación a nuestra preparación para la muerte, con estas humildes palabras:


Santísima Virgen María, 
mi reina y señora, 
con el alma entristecida 
por ver las lágrimas brotar
de tan bellísimos ojos 
por la maldad 
reinante en el mundo, 
te ruego humildemente 
que intercedas 
por esta humanidad agonizante
en su ignominia vergonzante, 
y le pidas a Jesús Nuestro Señor, 
tu Divino Hijo, que nos haga ver su luz, 
entre tanta oscuridad y ante tanta ingratitud!




Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡ Viva Cristo Rey !!!


miércoles, 15 de abril de 2015

''Donde Están Dos o Tres Reunidos en Mi Nombre, Allí Estoy en medio de Ellos''

Estando Jesús, en compañía de sus discípulos instruyéndolos sobre la forma como debían conducirse con sus hermanos y como debían de actuar, entre otras cosas les dice: 

''Así mismo yo les digo,  si en la tierra dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir alguna cosa, a mi padre celestial, se la concederá. Pues donde estén dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.‘‘ (Mateo 18, 19-20)

Con estas palabras, Jesús, nos da a entender que la oración en comunidad es un poderoso medio para llegar a Dios.

Esta sencilla introducción nos encamina a celebrar reuniones en conjunto con personas que tenemos o aspiramos a un fin común. Estas reuniones pueden ser de diferente índole, llámense oraciones comunitarias, retiros, procesiones, encuentros o congresos.

Todas estas celebraciones tienen el propósito o intención principal de establecer una comunicación espiritual con Nuestro Dios, con el fin de alabarlo, adorarlo  y glorificarlo. 

Todas ellas son en sí una oración comunitaria de completa unidad religiosa y por lo tanto deben ser ofrecidas en acción de gracias, con fe, dentro de la voluntad de Dios, para la gloria de Dios y con un compromiso de corazón amoroso, recto y sincero.

En nuestro movimiento de la Adoración Eucarística Perpetua, en México, tenemos la costumbre de llevar a cabo Encuentros Nacionales cada año, y este año del 2015 se ha designado la ciudad de San Luis Potosí, capital del estado del mismo nombre, para realizar nuestro Segundo Encuentro Nacional de Capillas de Adoración Eucarística Perpetua, los días 19, 20 y 21 de Junio.

''La Adoración Eucarística Perpetua es nuestra profesión de fe como pueblo de Dios y como Parroquia Eucarística de que creemos que Jesús está realmente presente en el Santísimo Sacramento. Cada vez que visitamos a Jesús en la Eucaristía enriquecemos nuestra vida espiritual. 
Él nos eleva a unión más intima consigo mismo, y hace que nuestra alma llegue a ser eternamente más gloriosa en el cielo, porque unirnos a Jesús es nuestra vocación en esta vida y nuestra felicidad eterna en el  cielo"

Queridos hermanos, asistir a un Encuentro Eucarístico es la experiencia espiritual más grandiosa que el verdadero adorador puede conocer en su vida. Los testimonios de muchos hermanos que hemos asistido a un Encuentro de Adoración Eucarística Perpetuo, son la muestra viva del milagro realizado en cada uno de nosotros. 

En la página especial publicada en este mismo blog te damos toda la información referente al Encuentro 2015 de San Luis Potosí.

No dejes de asistir, Jesús te llama, Jesús te espera en San Luis Potosí en Junio de este 2015.





Alabado y adorado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡ Viva Cristo Rey !!!

miércoles, 8 de abril de 2015

Ángelus, Regina Coeli y Magníficat.


El amor,  tan profundamente enraizado en nuestro corazón, por la Santísima Virgen María, Madre de Dios, nos ha movido a la publicación de este artículo.

Somos muchos los católicos que casi a diario rezamos estas pequeñas oraciones marianas. Pero verdaderamente, poco o nada conocemos de ellas, lo cual es una falta de instrucción catequista o de interés en la religión que decimos profesar.

A continuación, con toda humildad, trataremos de explicar brevemente lo que significan y también en algunos casos, el origen de estas oraciones, centradas en la Virgen María.

Ángelus.- 
  • Es una devoción católica en recuerdo de la Anunciación y Encarnación del Verbo (Segunda Persona de la Santísima Trinidad, encarnada en Jesús). 
  • Se atribuye la redacción de esta oración tanto al Papa Urbano II como también al Papa Juan XXII.
  • Según, los escritos de esas fechas, fue el Papa Juan XXII  quien por su Bula del 7 de Mayo de 1327, ordenó que se recitase tres veces al día, en las mañanas, al medio día y al anochecer.
  • En la actualidad se reza según las costumbres de cada país y lo dispuesto por el Obispo de la Diócesis que corresponde. Generalmente se reza una vez al mediodía durante todo el Año Litúrgico a excepción del Tiempo Pascual,  durante el cual en su lugar, se reza el Regina Coeli.


Regina Coeli.- 

  • Reina del Cielo es el nombre de una oración mariana y cristológica de la Iglesia Católica en honor de la Virgen María a manera de felicitación por la Resurrección de su Hijo Jesucristo. Se reza en lugar del Ángelus en el Tiempo Pascual, desde la Vigilia Pascual hasta el mediodía del sábado de Pentecostés.
  • Si bien esta oración es de autor desconocido, se le atribuye a San Gregorio Magno y ya la rezaban los frailes franciscanos en el siglo XII.



Magníficat.- 

  • Es una oración católica que proviene del Evangelio de Lucas, Lc 1: 46-55. Reproduce las palabras que María, la madre de Jesús, dirige a Dios en ocasión de su visita a su prima Isabel que llevaba en su seno a Juan el Bautista.



Oración del Ángelus

V. El ángel del Señor anunció a María
R. Y concibió por gracia del Espíritu Santo
V. He aquí la esclava del señor
R. Hágase en mí tu palabra
V. Y el Verbo se hizo carne
R. Y habitó entre nosotros


Oración del Regina Coeli

V. Alégrate Reina del Cielo, Aleluya
R. Porque a Él mereciste llevar en tu seno, Aleluya
V. Ha resucitado, según predijo, Aleluya
R. Ruega por nosotros a Dios, Aleluya
V. Gózate y alégrate, Virgen María, Aleluya
R. Porque ha resucitado verdaderamente, Aleluya



Oración del Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, 
se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador; 
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitaran todas las generaciones
porque el Poderoso ha hecho grandes obras por mí,
su nombre es santo, y su misericordia 
llega a sus fieles de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo,
dispersa a los soberbios, 
derriba de su trono a los poderosos 
y enaltece a los humildes;
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacios.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.



Gloria al Padre Oh dulcísima Virgen María, creación perfecta de Dios,  con afán te he buscado en los más infinitos de mis amores y no encuentro en ninguno de ellos 
la expresión que dé certeza cabal a la humilde grandeza que contenga tu belleza celestial.

Solo puedo percibir el delicado aroma de tu presencia divina cuando en un éxtasis de extrema hiperdulía aflora a mi mente la oración que me enseño mi madre cuando era un niño y por primera vez te conocí:


Bendita sea tu pureza 
y eternamente lo sea, 
pues todo un Dios se recrea, 
en tan graciosa belleza.

A ti celestial princesa, 
Virgen Sagrada María,
te ofrezco en este día,
alma, vida y corazón. 

Mírame con compasión
y nunca me dejes madre mía.




Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado.


¡¡¡Viva Cristo Rey!!!

miércoles, 1 de abril de 2015

¡Que la Humildad cubra nuestros corazones en la Celebración de la Semana Santa!


Nuestro pueblo, enclavado en la parte sur del Continente Americano, se aprestaba como cada año lo hacía a recordar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, nuestro Divino Redentor.
Las pláticas previas al más importante acto de nuestro Calendario Litúrgico habían sido directa y personalmente llevadas a cabo por nuestro Párroco, durante el Tiempo de Cuaresma, período de cuarenta días de penitencia y oración, en el cual nos preparábamos todos los fieles de la Parroquia, para debidamente cumplir con las celebraciones y ritos según lo aprobado por nuestra Santa Iglesia.
No se necesitaban anuncios multicolores ni espectaculares avisos para indicarnos los horarios y días de las referidas charlas o pláticas de preparación. La voz de nuestro Pastor nos lo hacía saber durante los anuncios que él mismo nos daba al finalizar la Eucaristía Dominical.
Sus palabras quedaban grabadas en nuestras mentes con letras de recordatorio obediente, que cumplíamos todos, hombres, mujeres, niños, jóvenes, adultos y ancianos.
Todos religiosamente asistíamos en el día y hora programadas, no había excusas, para llegar tarde ni de parte del Párroco ni de sus feligreses. A la hora establecida empezaba el evento, siempre con el templo lleno de gente ávida de escuchar, meditar y ejecutar lo eficazmente sugerido por nuestro respetado y querido "padrecito".

Esta breve reseña de tiempos pasados, es necesaria para llegar al significado del título de nuestro artículo: "Que la humildad cubra nuestros corazones en la celebración de la Semana Santa".  Y he aquí a continuación, mi humilde contribución.

Hoy en nuestros días las festividades religiosas son celebradas con grandes despliegues y retoques de exagerada exhibición exterior, es algo que uno no se imagina, es algo que uno siente vivamente. El participante, generalizando, es meramente un asistente presente solo en cuerpo; su alma divaga, igual que sus pensamientos, en sucesos ajenos al Acto Litúrgico,  no hay devoción, no hay compromiso, no hay humildad, por lo tanto no hay amor a lo que se está celebrando.

No hay devoción porque la mayoría de los asistentes, no tienen  el fervor religioso para cumplir la práctica religiosa,  de acuerdo a lo requerido y exigido por la Liturgia de la iglesia.

No hay compromiso porque no hay sinceridad en la obligación comprometida, es decir, la voluntad  de usufructo personal se sobrepone al motivo  principal que es la alabanza y adoración a Dios.

No hay humildad, porque para poder venerar, alabar y adorar a Dios no se puede ser orgulloso, ya que el orgullo es el exceso de estimación propia y el primer paso hacia la soberbia. La humildad abre nuestros corazones a la confianza de Dios.

Hoy es Miércoles Santo... ¡Ya debemos estar preparados, 
para la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús!.


Que nuestra presencia a todas y cada una de las Celebraciones Litúrgicas del Jueves Santo, Viernes Santo y Domingo de Pascua, lleven nuestra devoción, nuestro compromiso y humildad. Y que cada uno de los actos conmemorativos del Sacrificio del Hijo de Dios nos contenga física y espiritualmente en el amor infinito que debemos a quien por amor nos dio la Vida Eterna.

  • Que el corazón se nos atraviese por el dolor que experimentó Jesús al ser clavado en la cruz.
  • Que las heridas sufridas por Él sean perennes en nuestra alma para así poder cada día de nuestra existencia sentir el precio que fue pagado por nuestra redención.
  • Y que el Domingo de Pascua, gocemos junto con la Santísima Virgen  María, los ángeles y todos los santos, al poder decir al mundo entero: 


"El Señor ha Resucitado!. 

¡Este es mi Dios, mi salvador!



Alabado y adorado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡ Viva Cristo Rey !!!