miércoles, 1 de enero de 2014

¿Qué nos Trae el Año Nuevo 2014?


Un Año Nuevo lleno de Promesas y Esperanzas, en el que los seres humanos deseamos experimentar un cambio que nos lleve a una más agradable y útil vida.

Nuestros deseos están centrados en nuestra vida material, la que nos afecta en nuestra identidad física, y estos cambios están sustentados por las necesidades que ansiamos tener para nuestra satisfacción carnal o de nuestro cuerpo.

Satisfacciones pasajeras que solo nos duran un breve lapso y luego se esfuman, dejándonos con una sensación de vacío y de completa desilusión.

Es tiempo de enmendar el camino, de poner un alto al culto de lo material y dar un paso al encuentro de lo espiritual,  que nos conducirá al camino que Dios nos señaló desde nuestra creación y que Jesús nos mostró con su vida, muerte y Resurrección.

¡Abandonemos nuestro afán de seguir adorando a los ídolos creados por la ambición de riquezas que por intermedio de los falsos líderes del consumismo nos encandilan y nos llevan a los dominios del mal, donde nunca encontraremos ni  la felicidad ni la paz y eternamente nos arrepentiremos, sin hallar el perdón!

¡Busquemos en nuestros corazones la llama incandescente de nuestra fe, que fue sembrada por el Espíritu Santo el día de nuestro Bautismo, para que en nuestro ser, encontrara refugio el amor de Jesús, Nuestro Señor y Redentor!

¡Despertemos nuestra espiritualidad divina y desterremos de nuestros horizontes la maléfica figura del demonio convertida en nuestra pasión carnal!

Volvamos la mirada a Nuestro Redentor Crucificado y meditemos en la cruz el sacrificio del Cordero de Dios y digamos con nuestra más potente voz interior: ¡¡Renuncio a Satanás y a sus indignos placeres!!  ¡Rechazo sus mundanos regalos y le devuelvo para siempre los males materiales que un día acepté cuando me olvidé de mi mismo y de Dios!

Este Nuevo Año que hoy empezamos, pidámosle al Niño Jesús de Belén, que el 2014 nos de humildad para gozar con ella la paz de Dios Nuestro Señor, que bañe nuestro espíritu con la luz de su amor para amar a Dios con el mismo amor que Él siempre nos da.

¡Que nos permita socorrer al pobre, para así hacerlo también con Jesús, como Él nos lo enseñó!

¡Que nos alejé del pecado, para no volver a crucificarlo sin piedad una y otra vez!


Queridos hermanos, hagamos de este Año Nuevo, un año de reencuentro con nuestra verdad, verdad de compromiso, verdad de solidaridad fraterna, verdad de cumplir la voluntad de Dios, verdad de amar sin mirar a quien amamos, amar para dar sin esperar recibir, porque amar es sentir a Dios en nuestro amar.

Y hoy, como primer día del Nuevo Año, tengamos presente en nuestras mentes y corazones a la Santa Madre de Dios, porque hoy celebramos su día, que debería ser todos los días, porque en ella tenemos la Gracia Divina de nuestra más grande intercesora ante Dios nuestro Padre y Señor.

Para concluir y dar feliz término a nuestro sincero deseo de año por venir, ingresemos a nuestra Capilla de Adoración Eucarística Perpetua y demos infinitas gracias a Jesús Sacramentado por todos los favores y bienes  recibidos, gracias eternas por habernos permitido mirar su dulce rostro con los ojos de la fe y que mañana nos permita que podamos contemplarlo también en su morada celestial, con los nuevos ojos que nos dará el día que nos llamé a estar eternamente a su lado.



Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡ Viva Cristo Rey !!!


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