miércoles, 1 de junio de 2016

Mes de Mayo, Dedicado en Honor de la Santísima Virgen María




Como premisa a todo lo señalado en este artículo, queremos dejar constancia de que: 

“El mes de Mayo tiene como fin honrar a Dios a través de María”

Ayer 31 de Mayo, cerramos las fiestas dedicadas durante el mes a la Santísima Virgen María, inmaculada Madre de Jesús,  Dios y Señor Nuestro.

Comenzamos el mes de Mayo, con el rezo del Santo Rosario, símbolo de redención, penitencia y de  humilde petición que diariamente oramos en las comunidades católicas en cumplimiento de lo solicitado al mundo, por la misma Virgen María.

Finalizamos este bendito Mes Mariano, con la celebración de la Visita que hace la Virgen a su prima Isabel, para ayudarla en las necesidades de su embarazo y  quien esperaba el nacimiento de su hijo, que a la postre sería, San Juan Bautista, el que anunció la llegada del Mesías, Nuestro Señor Jesucristo.

El mes de Mayo, en el hemisferio norte, es el mes en que toda la naturaleza explota en la exuberancia de colores de las flores, en el verdor de los campos retoñando, ante la llegada de la tibieza del sol que anuncia también el despertar de la vida.

Según la tradición, ya en el siglo XIII se tiene la primera noticia clara de la consagración del mes de Mayo a la Virgen María. Viene de Alfonso X, El Sabio, Rey de España. Este rey juglar, cantaba en sus “Cantigas de Santa María“ los loores de Mayo en honor a la Santísima Virgen María. 

Con el florecimiento espiritual del siglo XVI se dio gran impulso a esta hermosa práctica.  La universalización de esta práctica vino a verificarse en el siglo XIX, cuando fue favorecida y enriquecida con indulgencias por los Sumos Pontífices Pío VII y Pío VIII.

En Italia, fue San Felipe Neri, en el siglo XVI, el iniciador del mes de Mayo dedicado a María, con la costumbre de invitar a los jóvenes a cantar, llevar flores  y ofrecer sacrificios a la Virgen.

En América, fueron los misioneros españoles los que difundieron y promovieron la tradición de dedicar el mes de Mayo a María; por este motivo, existe una gran devoción popular y afecto a la Madre de Dios.


Con el fin de remarcar la divinidad de la Santísima Virgen María, nos referimos a las conclusiones sobre el tema aprobadas por el Concilio Vaticano II:


“La Virgen María Constitución Dogmática, Lumen Gentium
I        Proemio.
II   Oficio de la Bienaventurada Virgen en la economia de la Salvación.
III     La Bienaventurada Virgen y la Iglesia.
IV     Culto de la Bienaventurada Virgen en la Iglesia.
V     María, signo de esperanza cierta y consuelo para el pueblo de Dios peregrinante.

“Todas y cada una de las cosas establecidas en esta Constitución Dogmática fueron del agrado de los padres; y nos, con la potestad apostólica conferida por Cristo, juntamente con los venerables padres,  en el Espíritu Santo, las aprobamos, decretamos y establecemos y mandamos que, decretadas sinodalmente, sean promulgadas para la gloria de Dios.”


¡Qué más podemos agregar nosotros, los más humildes siervos de Dios, a tanto honor conferido por el Vicario de Cristo y los Obispos Conciliares,  a la Santísima Virgen María, Madre de Dios!


¡En nuestra humildad
está nuestro amor,
en nuestro amor 
está nuestro corazón
y en nuestro corazón 
está nuestra vida!

Esta vida que día a día y noche a noche, se la ofrecemos a nuestra dulce Madre Celestial con la esperanza de que el día que nos llame a su presencia el Señor, ella, siempre caritativa, siempre amorosa y siempre misericordiosa, 
interceda por nosotros, que no somos dignos de tan grandiosa, hermosa y piadosa intercesora.




Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡ Viva Cristo Rey !!!



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