miércoles, 3 de octubre de 2012

San Francisco de Asís, Hermano de los Pobres


Es muy conocida por todos los católicos la vida e historia de este Seráfico Santo elegido por Dios para ser el más humilde y querido hermano de los pobres. 

Es así que en esta oportunidad solamente nos limitaremos a decir lo que nuestros corazones sienten ante el inmenso amor que incontenible brotaba del alma de San Francisco por Jesús Dios Nuestro, reflejado en las Santas Escrituras y por todos los hermanos pobrecillos que deambulan por el mundo pidiendo un pedacito de pan para vivir y un aliento de Dios para calmar su sufrir.

¡Quién mejor que San Francisco para conocer y amar la pobreza!...

  • Porque siendo rico, prefirió ser pobre y humildemente poder amar a Dios mediante el amor que daba a sus hermanos, los pobres.


  • Su pobreza la conoció de Jesús cuando éste siendo Rey,  nació en un humilde pesebre en Belén.


  • Su indigencia la bebió de la vida misma de Jesús empapándose el alma con las enseñanzas de los Santos Evangelios

  • Y el dolor del sacrificio lo deleitó cuando recibió el estigma de las heridas del Redentor en la Cruz.



¡Un Serafín de seis alas bajó directo del cielo, enviado por Dios,
para cumplir tu deseo!

... y fue el celestial encargado de que aparecieran en tus manos y pies las punzantes heridas de los mismos clavos que unieron las manos y pies de Jesús al madero de la cruz y la terrible herida en tu costado igual a la que Longinos con su lanza hirió a Nuestro Señor. Y en ese mismo instante el Serafín desapareció y en el cielo la luz de un millón de soles anunció el beneplácito de Dios y tu dulce alegría,  ¡San Francisco de Asís!


¡Bendito, Seráfico hermano que en tu breve tránsito por este mundo sembraste tanto bien que hasta hoy nos alcanza tu Paz!

¡Eres el sarmiento de la Vid del Señor que más fruto ha dado!

y la orden de frailes menores -con minúsculas escribo, para no ofender tu humildad- que tú fundaste, es la ola de hábitos de color café que cada día te recuerdan, dando a millones de pobres el pan del cuerpo que se convierte en pan del alma, porque ¡tú, desde el cielo, lo horneas con el calor de tu amor!

Tu fidelidad y sumisión a la Iglesia son ejemplo de humilde obediencia, aunque a veces el torbellino de tu rebeldía juvenil se quería asomar por un resquicio de tu corazón, pero  el torrente de sangre de  Cristo en tu sangre,  ahogaba el grito iracundo,  volvía la calma y ¡Jesús besaba tu alma!.

Hoy, víspera de tu festividad, Hermano Francisco, con toda humildad te pido que intercedas ante Dios Nuestro Señor para que los ricos sean menos ricos y los pobres sean menos pobres. Para que así los ricos aprendan a amar a Dios y los pobres sepan que ¡quien los ama no los olvidará jamás!.

Hermanos, mañana que visitemos a Jesús Sacramentado en su humilde casa, la Capilla de Adoración Eucarística Perpetua, ¡despojémonos de un poco de la material riqueza y con largueza asistamos al hermano en pobreza!


Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡VIVA CRISTO REY!!!



No hay comentarios:

Publicar un comentario