jueves, 1 de septiembre de 2011

¿Qué quiere Dios de Nosotros?...

Es lógico que siendo Dios nuestro Padre y Creador nos hiciera con todo su amor a su imagen y semejanza, y también nos escogió un lugar creado por Él expresamente para que viviéramos eternamente en Él, amándole recíprocamente con el mismo amor que Él nos daba.


Nos rodeó de infinidad de árboles de cuyos frutos podíamos disfrutar a nuestro placer y solamente nos hizo una advertencia, que no comiéramos del árbol del mal.
Pero no obedecimos y tentados por el demonio quebrantamos el mandamiento de Dios y fuimos expulsados del Paraíso y con ello perdimos la gracia de nuestro Padre y Creador.



Nuestra descendencia creció y se multiplicó poblando la tierra y junto con el aumento de la vida sobrevino el aumento del pecado y de la muerte... pero Dios, en su infinita misericordia, se hizo hombre por obra y gracia del Espíritu Santo, con el fin de salvarnos del pecado y de la muerte, entregándose en la Cruz para que su sacrificio nos devolviera su Gracia y vida eterna.

Pero esta vez también nos hizo una advertencia por medio de su amado hijo, Nuestro Señor Jesucristo, que la nueva alianza entre Dios y el hombre permanecería en nosotros con todas sus prerrogativas por toda la eternidad si solamente cumpliéramos con lo que Él, Nuestro Padre, quisiera que hiciéramos por nuestra propia voluntad:



  • Que le amaramos a Él sobre todas las cosas, sin límite ni fin. Que no hubiera nada ni nadie que pudiera anteponerse a su divinidad absoluta y todopoderosa. Y ahí están las palabras de Jesús diciéndonos: “El que quiera seguirme que abandone todo, tome su cruz y me siga.”



  • Que amaramos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Palabras contundentes y sin regateo de amor y piedad que muchas veces no comprendemos en su integridad, y que quieren decir que le entreguemos al amigo o al enemigo todo lo que deseamos para nosotros con sinceridad del corazón. Sin esperar retribución alguna, solo la del gozo y la alegría de cumplir con lo indicado por Dios para su gloria y alabanza. Aquí Jesús nos acerca a Él y nos separa de las cosas de la tierra para que podamos comprender las cosas del cielo. Lo que hagamos por uno de nuestros hermanos, Jesús lo cuenta como si lo hubiéramos hecho por Él.


  • Que oremos continuamente, que la oración es la salvación del mundo, la Santísima Virgen María nos lo pide continuamente en las apariciones de sus diferentes advocaciones. Pidámosle a Jesús, por el sufrimiento que padeció en la cruz por causa del rechazo del mundo, que nos cure de nuestro orgullo y soberbia y que nos haga como Él, perfectamente dóciles a la voluntad del Padre. Que nos olvidemos de segregaciones, castas y razas y que seamos un solo rebaño con un solo pastor.


  • Que rechacemos las riquezas terrenales y amemos la humildad de la pobreza. Y sigamos lo escrito en la Biblia que dice: “Siendo rico, por ustedes se hizo pobre a fin de que se enriquecieran con su pobreza.”




Hermanos, cumplamos con la voluntad de Dios y con nuestra visita semanal a la Capilla de AEP y oremos por la unidad de la familia, por la unión de nuestro país y por la globalización Eucarística del Todo el Mundo para que se cumplan los deseos de nuestro querido Beato Juan Pablo II que dijo:


”El día que haya una Capilla de Adoración Eucarística en cada parroquia de todo el Mundo será el Día de Nuestro Señor Jesucristo.”



ALABADO Y ADORADO SEA POR SIEMPRE JESUS SACRAMENTADO

¡¡¡VIVA CRISTO REY!!!

1 comentario:

  1. Eterno Padre, yo te agradezco porque Tu infinito Amor me ha salvado, aún contra mi propia voluntad. Gracias, Padre mío, por Tu inmensa paciencia que me ha esperado. Gracias, Dios mío, por Tu compasión que tuvo piedad de mí. La única recompensa que puedo darte en retribución de todo lo que me has dado es mi debilidad, mi dolor y mi miseria.
    Estoy delante Tuyo, Espíritu de Amor, que eres fuego inextinguible y quiero permanecer en tu adorable presencia, quiero reparar mis culpas, renovarme en el fervor de mi consagración y entregarte mi homenaje de alabanza y adoración.
    Jesús bendito, estoy frente a Ti y quiero arrancar a Tu Divino Corazón innumerables gracias para mí y para todas las almas, para la Santa Iglesia, tus sacerdotes y religiosos. Permite, oh Jesús, que estas horas sean verdaderamente horas de intimidad, horas de amor en las cuales me sea dado recibir todas las gracias que Tu Corazón divino me tiene reservadas.
    Virgen María, Madre de Dios y Madre mía, me uno a Ti y te suplico me hagas partícipe de los sentimientos de Tu Corazón Inmaculado.
    ¡Dios mío! Yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman.
    Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación de todos los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pobres pecadores.AMEN

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