jueves, 15 de septiembre de 2011

A los Adoradores de la Capilla AEP de Cardel

A todos los Hermanos que alguna vez se inscribieron en las listas de Adoración Eucarística Perpetua de Ciudad Cardel les pregunto:



  • ¿Dónde está esa fe de compromiso que establecieron con Jesús Sacramentado, en forma voluntaria, hace ya cerca de dos años?...

  • ¿Dónde dejaron las promesas que de rodillas ofrecieron a la Sagrada Eucaristía, de visitarlo una hora semanal sin fallar?...

  • ¿Dónde está el juramento de amor eterno para aquel que dio su vida por nuestra salvación?

  • ¿Dónde está el voto solemne de adoración perpetua a Jesús Sacramentado?

  • ¿Dónde están sus valores cristianos de los cuales se ufanan de cumplir según los mandatos de sus deberes incumplidos?

  • ¿Dónde están los golpes de pecho en señal de arrepentimiento que no encuentran eco en sus corazones de piedra?


Y podría seguir preguntando sin nunca acabar... pero sería mejor tratar de mostrarles lo que no quieren ver por su obstinado egoísmo. El compromiso no fue hecho al Sacerdote, ni al Misionero, ni al Líder, ni al Capitán... el compromiso fue hecho directamente a Jesús Sacramentado o sea al mismo Dios en la persona de su muy amado hijo, quien se sacrificó y entregó su vida por nuestra redención.


No hay excusa que ampare nuestro incumplimiento con Jesús para no acompañarlo tal como se lo prometimos falsamente; salvo en dos casos podemos faltar a nuestra palabra, primero por nuestra muerte y segundo por enfermedad o dolencia grave. ¡NO HAY MAS! Fuera de estos impedimentos ninguna otra disculpa es valedera. Más les hubiera valido no comprometerse, que ofender a Dios y a sus propios principios religiosos quebrantando sus preceptos de fe en el Santísimo.


Toda justificación que con nuestra soberbia y falta de amor a Jesús pretendamos exhibir es el resultado del triunfo del demonio. ¿Es eso es lo que deseamos con nuestra miserable conducta?... Las cosas malas hay que señalarlas para que se conozcan y combatirlas.


Muchos no estarán de acuerdo con lo que escribimos hoy, y respetamos su opinión; pero no la compartimos ni la aprobamos.

Dios está sobre todas las cosas, lo establece el primer mandamiento. Ni Padre, ni Madre, ni hijos están por encima de Él.


Muchos no se preocuparán por lo que aquí escribimos, y seguirán con su actitud pecadora pensando que Dios es inmensamente misericordioso y que al final nos perdonará nuestras faltas. Si, nos las perdonará, si tenemos un sincero arrepentimiento de corazón y la firmeza de no volver a cometerlas. A Dios no se le puede engañar. Él sabe y ve todo, ¡cuidado! que cuando llegue tu hora tus faltas contarán en la báscula de la justicia divina.


Nos ha movido escribir estas líneas, no el afán de regañar, sino por la honda pena y dolor que sentimos al ver que cada día los adoradores perpetuos no cumplen, Alejándose de la capilla, habiendo muchas Horas Santas en que solamente hay presente un adorador.


No esperemos el momento en que haya horas en que no asista ningún adorador, y el Santísimo esté solo y abandonado por la indiferencia de un pueblo que antes lo alabó.


¡Vayamos Hermanos al encuentro del Señor!


¡Llenemos nuestros corazones con el estímulo de la fe y pidamos al Espíritu Santo que nos de la fortaleza para enmendar nuestro camino y volver a los brazos de Jesús!


ALABADO Y ADORADO SEA POR SIEMPRE JESUS SACRAMENTADO

¡¡¡VIVA CRISTO REY!!!

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