miércoles, 7 de enero de 2015

María, Madre de la Evangelización.


En el comienzo de este Nuevo Año, año de revelaciones y acontecimientos notables, es justo y necesario reafirmar nuestro Espíritu de Evangelización que es el de 

 Ir con alegría a proclamar
la Palabra de Dios


Tal como Jesús se lo encomendó a sus discípulos, quienes al recibir el Espíritu Santo en el día de Pentecostés, en unión con la Virgen María, se llenaron de gracia y salieron a divulgar la Buena Nueva a todo el mundo.

Todos nosotros somos llamados a ser evangelizadores, porque el día de nuestro Bautizo, fuimos ungidos con el Espíritu Santo, para merecer los dones que esa unción sembró en nuestro ser, tal como lo hizo con los apóstoles y la Virgen María, cuando se hallaban reunidos en oración.

María Santísima, Madre de nuestro redentor, Jesús, Dios y Señor Nuestro, es la precursora de la evangelización porque en ella el Verbo Divino se hizo carne. Y mucho antes de dar a luz, cuando llegó María a visitar a su prima Isabel, que también estaba embarazada esperando un niño, sintió que el niño en su vientre daba saltos de alegría.

Isabel se llenó del Espíritu Santo y exclamó:
Bendita  eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Cómo he merecido yo que venga a mí la Madre de mi Señor?  (Lucas 1,43_44)

María dijo entonces:
Celebra todo mi ser la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en el Dios que me salva porque quiso mirar la condición humilde de su esclava. En adelante los hombres dirán que soy feliz.
En verdad el Todopoderoso hizo grandes cosas en mi para que reconozcan que santo es su nombre que sus favores alcanzan a todos los que le temen y prosiguen en sus hijos.
Su brazo llevó a cabo hechos heroicos, arruinó a los soberbios con sus maquinaciones. Sacó a los poderosos de sus tronos y puso en su lugar a los humildes, repletó a los hambrientos de todo lo que es bueno y despidió vacíos a los ricos.
De la mano tomo a Israel, su siervo demostrándole así su misericordia. Esta fue la promesa que ofreció a nuestros padres y que reservaba a Abraham y a sus descendientes para siempre. (Lucas 1, 46_55)

Sin duda las palabras de la conversación que sostuvieron María e Isabel son el testimonio fehaciente del Inicio de la Evangelización, que da comienzo la Santísima Virgen María al responder a su prima por las alabanzas que ella le expresa.

También las diferentes apariciones de la Virgen María, han sido actos de evangelización indiscutible, ya que ellas ciertamente, han contribuido a que millones de seres humanos se hayan acercado a Nuestro Señor Jesucristo por la intercesión de su Santísima Madre.

¡Oh dulce Virgen María, amor de mi alma enternecida por tu infinita ternura, te ruego postrado ante tus pies que lleves esta humilde plegaria a tu divino hijo, Jesús Nuestro Señor y Él la entregue al Padre Todopoderoso y Él obre de acuerdo a su divina e infalible potestad!

Dios mío, indigno soy de suplicar lo que hoy te vengo a implorar, con la intercesión de la purísima Virgen María que es imagen santa de la más divina humildad.

Te ruego Padre eterno que envíes la sabiduría e inteligencia de tu Santo Espíritu y la derrames sobre el alma y espíritu de nuestro querido Papa Francisco, para que con el amor que tú mismo lo dotaste desde su venida al mundo, piense y considere proclamar el Quinto Dogma de la Santísima, Inmaculada y Única Virgen María, tu dulce madre, madre de todos los santos, madre de toda la humanidad, madre de Francisco y por ultimo madre mía también...



Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡Viva Cristo Rey!!!


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