miércoles, 16 de julio de 2014

¿Y Tú, ... Qué Clase de Terreno eres?


El Evangelio de San Mateo Capítulo 13, vers. 3 – 9, nos muestra como Jesús, narra a sus discípulos la Parábola del Sembrador

El sembrador ha salido a sembrar; al ir sembrando, unos granos cayeron cerca del camino;  vinieron las aves y se los comieron. Otros granos cayeron entre piedras y, como había poca tierra, brotaron pronto. Pero cuando salió el sol, los quemó y, por falta de raíces, se secaron. Otros granos cayeron entre espinos; crecieron los espinos y los ahogaron.  Otros, finalmente cayeron en buena tierra y produjeron, unos el ciento, otros el sesenta, y los otros el treinta por uno. El que tenga oídos, que entienda.

El mismo Jesús les dijo: (Mateo 13, 18 – 23)

Escuchen ahora la explicación del sembrador:
Cuando uno oye la Palabra del Reino, pero no la escucha con atención, viene el malo y le arranca lo que encuentra sembrado en el corazón: esto es lo sembrado en la orilla del camino.
Lo sembrado en tierra pedregosa es la persona que al principio oye la palabra con gusto, pero no tiene raíces y dura poco. Al sobrevenir las pruebas y la persecución por causa de la palabra, inmediatamente sucumbe.
Lo sembrado entre espinos es la persona que oye la palabra, pero las preocupaciones materiales y la ceguera propia de la riqueza ahogan la palabra y no puede producir fruto.
Por el contrario, lo sembrado en buena tierra es el hombre que oye la palabra, la medita y produce fruto: el ciento, el sesenta y el treinta por uno.

La tierra al pié del camino, es el terreno en el cual caen las semillas de la Palabra de Dios, y que las aves se comen y que sin poder dar frutos, porque no llegan siquiera a germinar. Es igual al hombre que recibe la Palabra de Dios y no le presta la debida atención. Es el que sin conocer ni entender,  rechaza en su corazón la invitación que le hace Dios.


La semilla que cae en terreno pedregoso, es la que por tener poca tierra, germina rápidamente, pero no echa raíces, sale el sol y la seca. Es la persona que se entusiasma superficialmente con la Palabra de Dios, pero esta queda en sus sentidos materiales y no llega su reflexión a su corazón, que es  el cimiento de su vivencia y creencia espiritual. Por lo tanto tempranamente muere sin dar fruto. 


Cuando los granos caen en tierra llena de espinos, al crecer los espinos, los ahogan matándolos. Este terreno es semejante a los hombres que oyen la Palabra de Dios, pero su apego a los deleites materiales, a  los placeres mundanos y a la riqueza, ahogan la palabra  y no pueden producir fruto.


Por último la semilla que cae en terreno preparado y fértil es igual a los hombres que oyen y saben escuchar la Palabra de Dios. La meditan en conciencia y al creer en ella la hacen parte de sus vidas,  produciendo frutos, unos el ciento, otros el sesenta y los otros el treinta por uno.


Y tú, hermano Adorador Eucarístico Perpetuo ¿A qué terreno  perteneces?


Respóndete a ti mismo, estas preguntas, con la verdad y obtendrás la respuesta.




  • ¿Asistes a tu Hora Santa por obligación o convicción? 
  • ¿Está Jesús Sacramentado antes que todo en tu vida personal, familiar y social?
  • ¿Cuando vas a la capilla lo haces para adorar y dar gracias antes que pedir?
  • ¿Oras con respeto a tu Dios y Señor, Jesús Eucaristía, sin estar pendiente del tiempo que has permanecido en la capilla?
  • ¿Tienes más de una hora semanal dedicada al Santísimo Sacramento de la Eucaristía?
  • ¿Cuántos hermanos has catequizado haciéndolos Adoradores Eucarísticos Perpetuos?
  • Finalmente, ¿es tu voluntad  inquebrantable, ser Adorador Eucarístico Perpetuo, hasta el último segundo de tu vida terrenal?
  • Dios ya sabe tus respuestas, y tú, ya sabes qué terreno eres para la Semilla de Dios.



Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡Viva Cristo Rey!!!


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