miércoles, 26 de marzo de 2014

San Dimas: El Buen Ladrón


El día 25 de Marzo la Iglesia celebra la Festividad de San Dimas, uno de los dos ladrones entre los cuales fue crucificado, Jesús Nuestro Señor, Hijo Único de Dios, quien ofreció su vida por nuestra salvación.

¿Qué es lo que sabemos de Dimas, el buen ladrón?...

Casi nada, solo la referencia de su conversación con Jesús cuando ambos padecían, junto con Gestas, el mal ladrón, clavados los tres en sus respectivas cruces. De esta manera se cumplía lo que estaba en las escrituras: “y fue contado entre los inicuos”.

Uno de los malhechores lo insultaba diciéndole: 

  • “¿No eres tú el Mesías?... Sálvate a tí mismo y a nosotros.”

Mas el otro respondiendo, le reconvenía diciendo: 

  • "¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio?...        Nosotros, la verdad,  lo estamos justamente,  pues recibimos el justo pago por lo que hicimos, mas éste nada ha hecho"
Y decía volviéndose a Jesús: 

  • “Acuérdate de mí cuando vinieres a la gloria de tu realeza.” 
Díjole en respuesta Jesús:

  • "En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lucas 23, 39-43)


Como lo decimos al principio, es todo lo que históricamente, conocemos acerca de San Dimas. Pero según cuentan narraciones apócrifas, Jesús tuvo un primer encuentro con Dimas, y fue según la leyenda, el siguiente:

“La Sagrada Familia, Jesús, María y José, según nos cuenta la Biblia, tuvieron que huir hacia Egipto, debido a la amenaza de muerte que se cernía sobre todos los niños judíos de dos años de edad o menores. Por orden que Herodes el Grande había decretado."

Los soldados del Rey estaban en cercana persecución de Jesús y sus padres, y aquí comienza la narración apócrifa:


“Era inminente la captura de la familia y José decidió pedir refugio en una casa que divisó al lado del camino. Les pidió a los moradores de la misma auxilio, mas éstos se lo negaron. Entonces apareció un joven llamado Dimas quien tenía mucha ascendencia sobre sus compañeros, y los aceptó; escondiéndolos en un lugar tan secreto que los soldados del Rey no pudieron hallarlos.
Pasado el peligro la familia reanudó su huida pero antes de partir, Dios -mediante la palabra de José-  le prometió a Dimas que su acto no quedaría sin recompensa y que ésta sería en circunstancias peores cuando se volverían a encontrar.” 

De esta manera termina la narración apócrifa.


En este acto de misericordia y de amor infinito, Jesús crucificado ya casi en los umbrales de la muerte, movido por la humilde acción y palabras de Dimas, le perdona todo lo malo y lo canoniza sin protocolo alguno, y por el poder que tiene sobre todas las cosas, lo hace santo y le promete que ese mismo día estará con Él, en el Paraíso.

Que la memoria de este hermoso ejemplo de misericordia de Jesús, Dios y Señor Nuestro, nos permita reflexionar en estos días de Cuaresma, que Jesucristo está siempre a nuestro lado guiándonos por el sendero recto y si es que por el pecado nos hemos apartado del camino correcto; está esperando que demos un paso hacia Él y mediante la oración, ayuno, limosna, y un verdadero arrepentimiento de corazón, nos postremos a sus pies implorando humildes su perdón.


¡Que tus pecados, no te abrumen!,

¡Que tus maldades no te detengan!

¡Que las tinieblas de tu mente no te cieguen!



Ten presente que Jesús estará siempre, hasta el último minuto de tu existencia, confiando en tu renacimiento, en tu renovación espiritual y en tu arrepentimiento.


Que San Dimas sea el ejemplo, que tú seas el condenado y Jesús Nuestro Señor tu Eterno Salvador.



Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡Viva Cristo Rey!!!

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