jueves, 6 de marzo de 2014

Miércoles de Ceniza, Inicio de la Cuaresma


Hoy la iglesia Católica en todo el mundo inicia con la imposición de la ceniza a sus fieles, la época más importante del Calendario Litúrgico. Iniciamos los cuarenta días que anteceden a la Semana Santa, culmen del sacrificio del Cordero de Dios, quien murió en la cruz por nuestra salvación.

En este tiempo de reflexión y arrepentimiento debemos prepararnos dignamente para rememorar de corazón, la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, nuestro Dios y Señor.

Oración y ayuno deben de ser practicados constantemente, además de la asistencia a retiros programados por nuestra Diócesis con la colaboración de nuestras parroquias.

La Cuaresma es el llamado que Dios humildemente nos hace desde su martirio en la cruz, para que con sacrificios y penitencias podamos alejarnos del pecado y preparar nuestras almas para recibirle en nuestros corazones.

¿Acaso no nos bastan, además de nuestra fe, los interminables testimonios que nos dan los miles de santos y mártires que entregaron, y hasta hoy entregan sus vidas a Jesús para la gloria de Dios Padre?

La Virgen Santísima Madre de Dios en las apariciones en sus diferentes advocaciones, con ternura y amor, nos suplica que oremos mucho y hagamos penitencia para la salvación de la humanidad. Y ¿acaso escuchamos sus recomendaciones?... 

¡Somos un pueblo de cabeza dura y de corazón aún más duro!

Tenemos que ser conscientes de lo que hacemos cuando oramos o cuando ofrecemos un sacrificio. Orar es dejar que la espiritualidad se apodere de todos nuestros sentidos y en verdadero éxtasis de fe religiosa invocamos a nuestro Padre y Dios Creador.

Igualmente nuestros sacrificios y privaciones deben ser actos de verdadera penitencia, y no tienen valor si es que no los entregamos con la sincera intención de agradar a Dios.

Dios no mide nuestros sacrificios por el dolor que nos causan sino por fin único de ofrecerle una muestra de amor por lo que le hemos ofendido con nuestros pecados.

Indudablemente, esto debería ser válido para cada día de nuestra vida, pero así como hay fechas que recordamos especialmente como el nacimiento de nuestros  padres, hermanos y la de nosotros mismos; el día de nuestra independencia, el día de la madre, y muchas otras fechas de significativa importancia para nuestro entorno personal, familiar, comunal o nacional, es también para todos los cristianos importante tener una época de solemnidad y recogimiento para una celebración excelsa en la que la iglesia celebra el sacrificio de nuestro redentor en la cruz. 

¿No es acaso motivo suficiente de adoración espiritual el de recordar y vivir la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús?

En esta época de Cuaresma, es nuestra respetuosa preparación espiritual y material para todos tener el corazón y el alma preparados para reconocer y celebrar con fe y eterno agradecimiento a quien nos abrió con amor y humildad las puertas de la Eternidad Celestial.  

Estamos en el inicio de la Cuaresma, no dejemos pasar los días con pecadora indolencia y hagamos lo que tenemos y debemos hacer, asistir a los retiros espirituales organizados por las parroquias o grupos parroquiales; estar presentes en los rezos del Vía Crucis que se celebran en todos los templos católicos y sobre todo despojémonos de nuestra hipocresía y abramos nuestros corazones al llamado de nuestra conciencia y dejemos que  la gracia de Dios Padre, de Jesucristo y del Espíritu Santo se derrame sobre nosotros como un suave rumor de amor y paz y nos lleven a una majestuosa, límpida y venerada celebración de la Semana Santa.


Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡Viva Cristo Rey!!!


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