miércoles, 23 de octubre de 2013

La Codicia y la Avaricia, ¿Son Sinónimos?



¡No son sinónimos!... aunque se mal interpreta su significado por el uso indebido de estas palabras al emplearlas para señalar la pasión por algo material, como por ejemplo las riquezas o el dinero.

En nuestro humilde concepto, estimamos que la diferencia existe y es sencilla:   


  • La codicia es el deseo vehemente de poseer algo que no se tiene, 
  • mientras que  la avaricia consiste en la exagerada pasión por aumentar y guardar sin gastar lo que se tiene.


Ambos son males que corrompen y destruyen al ser humano, a la familia y a la comunidad; principalmente cuando involucran al dinero y a las riquezas materiales.
La Iglesia Católica lo señala firmemente al nombrar a la avaricia como uno de los siete Pecados Capitales. Y sobre la codicia, Dios lo dice en los Diez Mandamientos que entregó a Moisés y donde el noveno ordena; “No codiciaras los bienes  ajenos.”

La Santa Biblia nos hace mención sobre la avaricia y la codicia en el dinero y en las riquezas terrenales en varios pasajes, aquí les transcribimos algunos:

“No se hagan tesoros en la tierra, donde la polilla y el gusano los echan a perder y donde los ladrones rompen el muro y roban. (…) acumulen tesoros en el cielo.”  (Mateo 6: 19,20)
“Eviten con gran cuidado toda clase de codicia, porque, aunque uno lo tenga todo, no son sus pertenencias las que le dan vida.” (Lucas 12:15)



Y como ejemplo les relató la siguiente parábola: 

“Había un hombre rico al que sus tierras le habían producido mucho. Se decía a sí mismo: ¿qué haré? Porque ya no tengo lugar dónde guardar mis cosechas. Pero pensó: ya sé lo que voy a hacer, echaré abajo mis graneros y construiré otros más grandes, para guardar mi trigo y mis reservas. Entonces yo conmigo hablaré: alma mía, tienes muchas cosas almacenadas para muchos años; descansa, come, bebe, pásalo bien. Pero dios le dijo: 'Tonto, esta misma noche te reclaman tu alma, ¿quién se quedará con lo que amontonaste?', asi le pasa al que amontona para sí mismo en lugar de trabajar por Dios. (Lucas 12: 16-21).

Igualmente el Papa Francisco, recientemente ha alertado a los fieles, que cuando una persona está apegada al dinero, se termina por destruir a sí misma y destruye también a su familia. El dinero y los bienes temporales deben ser bien utilizados y usados para ayudar a los demás.

Amigos nuestros, no nos dejemos ilusionar por las falsas promesas de Satanás que siempre trata de hacernos caer en el pecado y para ello utiliza su principal arma y argumento de corrupción que es el dinero. Rechacemos sus torvos consejos y no nos dejemos vencer por el enemigo más vil de nuestras almas.

La avaricia y la codicia son los caminos del demonio que nos conducen a la idolatría de las riquezas materiales y nos apartan del camino que nos señala Jesús para llegar al Reino de Dios.


No cerremos nuestros oídos a las continuas súplicas de nuestra Madre Celestial, que con amoroso y dulce acento nos dice: “Hagan todo lo que él les dice.”  Porque ella encontró toda su riqueza en el Amor Divino y todos sus tesoros en la presencia real de Jesús en el Santísimo Sacramento.


Queridos hermanos, no somos de este mundo, ni de sus riquezas ni de sus placeres, aquí estamos solo de paso, para podernos santificar con el amor de Jesús Nuestro Señor y así alcanzar el sublime deleite de llegar a nuestra Patria Celestial, el Reino de Dios, y allí, gozar  eternamente, bendiciendo y adorando a Nuestro Creador.


Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡ Viva Cristo Rey!!!


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