miércoles, 11 de septiembre de 2013

El Dulce Nombre de María


Como era la costumbre de los judíos, después de los ocho días de nacida, los padres de la Santísima Virgen le pusieron por nombre María.

El nombre hebreo de María  o Miriam,  significa Señora o Soberana. Se le menciona en la Biblia en el Libro del Génesis como la hermana de Moisés y Aarón.

La Liturgia,  que ha fijado algunos días después de la Navidad la Fiesta del Santo Nombre de Jesús, ha querido también instituir la Fiesta del Santo Nombre de María poco después de su natividad.

España fue la primera en solicitar  y obtener ante la Santa Sede celebrar la Fiesta del Dulce Nombre en el año de 1513. Pero fue hasta el 25 de noviembre de 1683 que el Papa Inocencio XI decretó que se celebrara con solemnidad en el ámbito católico la Fiesta del Dulce Nombre de María (12 de Septiembre).

Sirva lo anterior como un breve historial de cómo fue llamada María, Nuestra Señora,  por ser la Madre de Nuestro Señor Jesús. Ya que su soberanía le es dada por Dios Todopoderoso por ser la Santísima e Inmaculada, la que engendró a su unigénito por obra y gracia del Espíritu Santo.

¡Cuánto desea el alma mía que la liturgia dedicara cada día del año a festejar a la dulcísima Virgen María!, para poder sentirla en mi corazón,  como una flor eterna de amor y bondad. Mas como esto no es posible amada madre mía, yo te dedico humilde una oración, por  ser corredentora, madre universal, bellísima doncella,  por ser la inmaculada madre de Jesús, Dios Nuestro Señor. 

Desde niño con inocente afán de llenar mis sueños con ángeles de amor y paz, mediante la gracia que el Espíritu Santo en mí derramó, encontré en el Ave María que rezaba antes de dormir, la tibia cobija de tu manto celestial.


Oh madre pura y bella 
¿qué podré yo hacer 
para que el mundo 
sienta lo que yo siento,  
cuando invoco tu dulce nombre,  
para que intercedas por mí 
ante tu Divino Hijo y éste 
viniendo de tí mi súplica,  
la lleve a Dios Padre Todopoderoso?.

Oh Virgen Santísima
dechado de dulce hermosura, 
máxima expresión de obediente amor, 
fuiste de Dios la escogida, 
la flor más bella de toda la creación. 
A ti Madre Santa te doy mi corazón.

Oh excelsa madre dolorosa
que en tí sufriste la pasión
de tu amado Jesús camino 
al Gólgota de su crucifixión, 
no llores madre mía, 
porque a este también tu humilde hijo, 
se le parte el corazón. 

Madre de consolación infinita 
que desgraciado e infeliz me siento, 
cuando tu sufrir precipita, 
al caer en el pecado 
y ofender a Dios que me ha salvado.

Manojo de flores de frescos colores 
envuelven mis pensamientos 
y perfuman con sutiles olores, 
las cuentas del Santo Rosario, 
cuando lo rezo extasiado 
implorando tu amor y perdón.

Oh, Señora del Santísimo Sacramento, 
Madre de Jesús Sacramentado, 
cuando mi último momento haya llegado, 
no me abandones y dame tu Santa absolución.


Hermanos, no olviden jamás en sus oraciones a la Santísima Virgen Madre de Dios, entréguenle sus corazones sin recortes ni medida, que ella es luz de vida que nos lleva amorosa a vivir eternamente con Jesús.




Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡Viva Cristo Rey!!! 

No hay comentarios:

Publicar un comentario