martes, 14 de agosto de 2012

El Cuarto Dogma Mariano, La Asunción.


El día 1 de Noviembre de 1950 el Papa Pío XII proclamó el Cuarto Dogma Mariano, La Asunción al Cielo,  en cuerpo y alma,  de la Santísima Virgen María, Madre de Jesús y de toda la humanidad.

No existe certeza de la fecha de la muerte de la Virgen María y si en verdad murió o fue elevada a los cielos en vida. Sin embargo desde los siglos VI y VII se festeja su Asunción. Hoy en día la Iglesia Universal festeja el 15 de Agosto la Celebración de su Asunción en Cuerpo y Alma a los Cielos,  donde está el Reino de Dios.

Después de Jesús, María es la única persona que ha sido digna por sus propios méritos de ser elevada al Reino de Dios; y nadie más lo será hasta la Segunda venida de Nuestro Redentor.

La Virgen Santísima que nació predestinada por Dios para ser la madre de su hijo, Nuestro Redentor, vino al mundo sin pecado original  y mantuvo su pureza virginal al concebir a Jesús por obra y gracia del Espíritu Santo, y durante su vida jamás cometió pecado alguno, atributos que le valieron para compartir la gracia de estar a la derecha de Dios Padre al lado de su amado Hijo Nuestro Señor Jesucristo.

La Virgen María, nuestra Madre Celestial, es la intercesora ante Dios de todos nuestros ruegos, los cuales lleva amorosamente poniéndolos a los pies de su misericordioso Hijo y para que Él los ponga en las  manos del Padre Todopoderoso.

¡Oh bendita Madre Nuestra, que nos muestras todo el amor que nos tienes al interceder  ante Jesús, por estos tus hijos que aún no llegan a comprender la grandeza infinita de tu eterna compasión. Perdónanos y danos la oportunidad de cambiar nuestras vidas y ponerlas humildemente a tus pies para venerarte y mostrarte que también deseamos amarte con todo nuestro corazón!

¡Oh dulce Virgen María, símbolo de ternura, ícono de purísimo amor, permite que enjugue tus lágrimas que dolorosa derramas por nuestro mal proceder y puedan convertirse  mis buenas acciones en la brisa que esfume la humedad de tu llanto!

¡Oh celestial doncella, Virgen inmaculada, pon en mi corazón el suspirar de tu dolor para que en cada latido te pueda decir, perdón madre de amor!

¡Oh Reina del Cielo, Madre de Dios, abre tus manos de blanca pureza que deseo poner en ellas mi alma, mi vida para que las bendigas y me apartes de la senda prohibida!

¡Oh Señora de la Luna y de las doce estrellas, que tu manto de sol cubra la desnudez de mi soledad cuando la tentación me vence y no vuelva yo a alejarme de la luz de tu salvación!

¡Oh Santísima Virgen de la Asunción, no me dejes solo en mi tribulación, mírame con tu compasión, toma mi corazón y dame tu perdón!

Queridos hermanos en la visita que hagamos al Santísimo en nuestra Capilla de Adoración Eucarística Perpetua el día 15 de Agosto o en días sucesivos a esta fecha, recemos el Rosario para que Nuestra Santa Madre sonría feliz y ¡le lleve a Dios la ofrenda de esta oración y el amor de todo nuestro corazón!


Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡Viva Cristo Rey!!!



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