miércoles, 23 de mayo de 2012

La Divinidad del Espíritu Santo emana de Dios


El Espíritu de Dios sobrevolaba la tierra en los tiempos de la Creación del Universo tal como lo dice en el Primer Libro del Antiguo Testamento, el Génesis, en su primer capítulo: 

“Al principio Dios creó el cielo y la tierra. La tierra estaba desierta y sin nada, las tinieblas cubrían los abismos, mientras el Espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas"

Cuando el Arcángel San Gabriel le anunció a María la voluntad de Dios y a las preguntas de la Virgen el arcángel le contestó:

“El Espíritu Santo descenderá sobre tí y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso tu hijo será Santo y con razón lo llamarán Hijo de Dios.”  (Lucas 1, 28-35)


Una vez bautizado, Jesús salió del río. De repente se le abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba como paloma y venía sobre Él. Y se oyó una voz celestial que decía: 

“Este es mi hijo, el amado; este es mi elegido.”  (Mateo 3, 16-17)


Cuando llegó el Día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De pronto vino del cielo un ruido, como de una violenta ráfaga de viento, que llenó toda la casa donde estaban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego, las que, separándose, se fueron posando sobre cada uno de ellos; y quedaron llenos del Espíritu Santo. (Hechos de los Apóstoles 2, 1-4)

Estos testimonios consignados en las Sagradas Escrituras son más que suficientes para confirmar la Divinidad del Espíritu Santo y que con el Padre y el Hijo conforma el Trino. base fundamental de Nuestra Santa Iglesia Católica.

Es pues, el Espíritu Santo quien  nos abre las puertas del cielo cuando somos bautizados. Él nos convierte en santos sin pecado alguno y de Él recibimos sus dones que son  a saber: Sabiduría, Entendimiento, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad y Temor a Dios.  En nuestras vidas contamos con estos dones siempre que sigamos el camino que nos señala Jesús Nuestro Señor mediante el fiel cumplimiento de sus mandamientos.

Somos muchos los bautizados que no obstante haber recibido al Espíritu Santo,  ¡No lo conocemos!... Yo soy uno de ellos y no lo conocí hasta hace muy pocos años. Como todo en la vida, la voluntad de Dios lo hizo posible y mediante la intervención de una tercera persona me dio la gracia de encontrarlo en mi camino. Desde ese bendito día mi vida ha cambiado totalmente... 

¡Voy dejando de ser yo... porque Jesús poco a poco vive en mí!

Hermanos, conozcan íntimamente al Espíritu Santo, apóyense en Él, confíen en Él, crean en Él y verán y experimentarán cosas maravillosas en su vida; y amándolo a Él, amarán a Dios... porque Él es Dios.

En las muchas y hermosas oraciones en que se menciona al Espíritu Santo, hemos encontrado en el librito azul publicado por las Hermanas Misioneras de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, una que nos llena de amor el corazón y enciende nuestra fe como una estrella de eterna luz que palpita en todo nuestro ser. He aquí la oración:

Corazón Eucarístico de Jesús,
hoguera ardiente de caridad divina,
inflama mi corazón de amor perfecto por tí.
Déjame entregarte todo lo impuro y malo que hay en mí
y dame  a cambio tu pureza y hermosura.

¡Oh Jesús! Hazme santo. 
Haz mi corazón tan semejante al tuyo
para que tu amor brille a través de mí,
como la luz a través de un cristal
y mis hermanos puedan verte en mí. 

Que yo sea como una custodia para mostrarte al mundo. 
Por medio de María, la esposa del Espíritu Santo. 
Hoy te pedimos un nuevo Pentecostés
para que envíes tu Espíritu a todo el mundo. 

Que el fuego de tu amor divino, 
como los rayos del sol que brillan sobre todos,
toque, bendiga, ayude y cure al mundo entero. 

Que el Espíritu Santo que fluye de tu corazón Eucarístico
venga a cada uno de nosotros 
y renueve la faz de la tierra 
para que haya un solo rebaño,
¡Un solo pastor!


Alabado y adorado sea por siempre Jesús Sacramentado
¡¡¡Viva Cristo rey!!!

1 comentario:

  1. Hagamos este día una oración dedicada a los Sacerdotes y a quienes se están preparando para el Sacerdocio...a los misioneros y a los religiosos/as...
    ORACION
    Oh María, Madre de la Iglesia,
    te encomiendo
    toda la vida consagrada,
    a fin de que tú le alcances
    la plenitud de la luz divina:
    que viva en la escucha
    de la Palabra de Dios,
    en la humildad del seguimiento
    de Jesús, tu hijo y nuestro Señor,
    en la acogida
    de la visita del Espíritu Santo,
    en la alegría cotidiana del Magníficat,
    para que la Iglesia sea edificada
    por la santidad de vida
    de estos hijos e hijas tuyos,
    en el mandamiento del amor. Amén

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