miércoles, 18 de abril de 2012

Misiva a Jesús, con motivo del Día de Pascua.

Hoy quiero Señor Jesús, si Tú, me lo permites, escribirte una carta que llevo por años escondida en los pliegues más íntimos de mi corazón.


He elegido este día de tu Gloriosa Resurrección para enviártela en señal de eterno agradecimiento por todo lo que nos has dado, hasta tu propia vida, sin de verdad merecerlo.




Alabado y Adorado Señor y Dios Mío:




Desde este despiadado mundo, ya casi devorado por los Siete Pecados Capitales, te escribo esta carta lleno de horror y vergüenza por tanta ignominia, por tanta falta de fe en tu amor que muestra reincidentemente el género humano. Humilde, postrado a tus pies te imploro perdón por todos nosotros los pecadores que te volvemos a crucificar como lo hicieron los impíos hace dos mil años atrás.



Hoy que resucitas después de vencer a la muerte, hoy que nos das entrada a la vida eterna, con el pago de tu propia Vida , hoy vengo otra vez a rogarte, otra vez a pedirte, si es tu voluntad, que permitas a todos los seres de buena voluntad que aún vivimos en la tierra, lo siguiente:



Quiero Señor que siembres en nuestros corazones un pedacito de tu corazón para poderte amar con el mismo amor con el que Tú nos amas.



Deseo Jesús, que nos concedas la Luz de tu mirada para que mirando a nuestros hermanos podamos transmitirles la bondad que hay en tu mirar.



Quiero que nos des la Sabiduría de tus palabras para convencer a los incrédulos que Tú eres el Dios verdadero, el Dios hecho amor.



Anhelo que sintamos en nuestras manos y en nuestros pies el dolor de los clavos que te unieron al madero de tu cruz para que podamos sentir lo que tu cuerpo sintió y comprender lo que es dar la vida por amor y así también nosotros imitándote podamos sacrificarnos por aquellos que necesitan sentir y conocer el amor.



Deseo que nos des el don de tu infinita Misericordia para que podamos perdonar a los que con razón o sin ella nos ofenden y darles en vez de odio la ternura de nuestro amor y así puedan sentir la dulzura de tu amor.




Quiero Señor y Dios Mío que nos inundes por entero con el agua bendita de tu Paz para que cuando se la demos al hermano, al amigo o a quien sea les demos también la Paz que los inunde de amor.



Para terminar este humilde petitorio epistolar, Gracia que Tú nos concedes por la intercesión del Espíritu Santo, queremos y deseamos fervientemente que nos des la fortaleza de la Fe para colaborar con modestia y alegría en la misión encomendada a los misioneros católicos de la Sagrada y Santa Eucaristía en su labor de establecer en cada parroquia de todo el mundo, ¡Una Capilla de Adoración Eucarística Perpetua!

Se despide humildemente con el amor de siempre el más insignificante de tus siervos que en Ti Espera, En Ti Confía y sobre todo, En Ti Cree, Dios y Señor Mío.




ALABADO Y ADORADO SEA POR SIEMPRE JESÚS SACRAMENTADO
¡¡¡VIVA CRISTO REY!!!

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