La Iglesia recomienda que debemos reconocer que somos pecadores y por lo tanto debemos arrepentirnos de nuestros pecados para que nos los sean perdonados y llegar a la fiesta máxima de la Liturgia Católica revestidos de la pureza espiritual necesaria para poder glorificar dignamente a Dios, nuestro Creador.
Durante la Cuaresma, también se nos solicita que practiquemos el ayuno y abstinencia así como otros actos de penitencia que purifiquen nuestra vida alejándonos del camino material y acercándonos al sendero que nos lleve al encuentro con Dios. Como siempre, nuestra Iglesia nos señala el camino a seguir y su destino final, la salvación de nuestra alma. Pero no nos obliga... la forma y la sinceridad de cómo lo hagamos, depende de nosotros mismos.
Nuestra preparación durante la Cuaresma es responsabilidad y compromiso de cada uno. Nadie se purificará por participar en actos de contrición y arrepentimiento masivos si no lo hace individualmente con absoluta verdad y fe de que su actitud emana de un corazón que palpita y vive solo para alabar, glorificar y adorar a Dios nuestro Señor.
La sinceridad y conocimiento de nuestras acciones las sabemos nosotros y las sabe Dios de antemano. Podremos fingir ante los hombres y sacerdotes pero nuestra conciencia y Dios siempre sabrán la verdad.
Pongamos toda nuestra fuerza espiritual para desterrar en esta Cuaresma toda huella de pecado que pueda existir en nuestras almas.
¡Aspiremos a la santidad con el apoyo del Espíritu Santo y la ayuda de Jesús Sacramentado. Preparémonos debidamente amando a nuestro prójimo, siendo humildes y arrojando de nuestras vidas a la soberbia!
Hagamos de esta cuaresma la renovación total de nuestro cuerpo y alma, adorando e imitando a nuestro Señor Jesucristo.
Repasemos diariamente en nuestra memoria el Sacrificio de Jesús en la cruz y acompañémoslo en el camino de su calvario amándolo como nunca lo hemos hecho
Ayudémosle a aliviar el peso de su cruz, que son nuestros pecados, para que jamás volvamos a crucificarle por culpa de ellos.
Y que esta nueva vida que alcanzaremos en esta Cuaresma nos permita seguir con ella hasta el fin de nuestros días, para la alegría y gloria de nuestro Dios y Señor.
Hermanos, valoremos durante esta Cuaresma nuestro amor a Jesús Sacramentado. Preguntemos a nuestros corazones si le amamos de verdad, ¡sin límites!... Si Él está sobre todo y antes de todo... si somos capaces de dar nuestra vida por Él, como el dio la suya por nosotros.
Las respuestas, tú las sabes……… y Dios también.
Alabado y adorado sea por siempre Jesús Sacramentado.
¡!!!Viva Cristo rey!!!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario