jueves, 24 de marzo de 2011

Anunciación del Señor

En esta fiesta, una de las más antiguas de la iglesia, se conmemora la Encarnación del Hijo de Dios en el seno de María, nueve meses antes de su nacimiento.

El relato evangélico dice que el Arcángel Gabriel se aparece a María y le anuncia que va a ser madre del Salvador. María acepta la misión que Dios le confía respondiendo al Arcángel: “Hágase en mi según tu palabra”.

Esta fiesta es de origen oriental, luego pasó a Roma en el siglo VII y desde un principio se puso esta solemnidad en el número de las fiestas del Señor, más que de la Virgen María. Aquí el protagonista es el Hijo de Dios, cuya concepción anuncia el Arcángel.

Esta fiesta ha tenido diversas denominaciones tradicionales:
Anunciación de Cristo,
Fiesta de la Encarnación,
Inicio de la Redención,
Anunciación de la Santísima Virgen María
.


Con esta última fue celebrada desde tiempo inmemorial hasta la Reforma del año 1970, en que se estableció como Anunciación del Señor.
La Reforma Litúrgica del Concilio Vaticano II (Lumen Gentum 56) le ha devuelto el carácter Cristológico; es la solemnidad del Señor y la vez de la Santísima Virgen.


La fecha escogida no se presta para que sea solemnizada dado que siempre cae en Cuaresma y a veces durante la Semana Santa. Festejar la Encarnación del verbo de Dios en María, desentona con toda la temática Cuaresmal. Se menciona esta festividad por el recuento de los meses de expectación previos al nacimiento de Jesús.
Si Cristo es el protagonista principal de esta solemnidad, la Virgen María no puede dejarse en el olvido, ella es la que se ve en la anunciación, la que pregunta y la que da la respuesta generosa de su cooperación. Es por eso que la iglesia honra también a María, medita sobre el “Sí” pronunciado por Ella, y profundiza sobre el “Sí” del Verbo de Dios: “¡He aquí que vengo a hacer, oh Dios, tu voluntad!"


El Concilio Vaticano II, comentando el episodio de la Anunciación, subraya de modo especial el valor del consentimiento de María a las palabras del mensajero divino. A diferencia de cuanto sucede en otras narraciones bíblicas semejantes, el ángel espera la respuesta de María ya que


“El Padre de las Misericordias quiso que el consentimiento de la que estaba predestinada a ser la Madre precediera a la Encarnación para que, así como una mujer contribuyó a la muerte, así también otra mujer contribuyera a la vida.”



María, asociada a la victoria de Cristo sobre el pecado de nuestros primeros padres, aparece como la verdadera “Madre de los Vivientes”. Su maternidad, aceptada libremente por obediencia al designio divino, se convierte en fuente de vida para la humanidad entera.


En este periodo de Cuaresma contemplamos más a María en el calvario junto a Jesús, consolándolo en su sufrimiento, y sellando en este acto de amor de madre el “Sí” que diera en Nazareth al Arcángel Gabriel. Recordemos pues hoy 25 de marzo, con humildad, el día de la Anunciación del Señor y digamos en silencio con la voz del corazón:


”Bendita Tú eres entre todas las mujeres y Bendito el fruto de tu vientre: Jesús”



Alabado y adorado sea por siempre Jesús Sacramentado.

¡!!Viva Cristo rey!!!

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