miércoles, 11 de mayo de 2016

La Santísima Trinidad


El tema de la Santísima Trinidad es difícil de entender en nuestra capacidad humana, pero estudiando y leyendo lo que muchos eminentes teólogos y especialistas han escrito sobre el particular, así como investigando las propuestas aprobadas sobre la Santísima Trinidad en los Concilios Ecuménicos, en especial el Concilio Ecuménico de Nicea, el de Constantinopla y recientemente en el Concilio Vaticano II; también puede servirnos de apoyo lo que expresa el Catecismo de la Iglesia Católica sobre esta materia.

Esta humilde opinión no pretende ser dueña de la total verdad sobre el más importante fundamento de nuestra fe, la Santísima Trinidad.
La Trinidad es el término empleado para significar la Doctrina Central de la religión cristiana; la verdad que:  

En el Altísimo hay tres personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Estas tres personas, son verdaderamente distintas una de la otra; de este modo, en palabras del Credo de Atanasio: 
“El Padre es Dios, el Hijo es Dios, y el Espíritu Santo es Dios, y sin embargo, no hay tres dioses,  sino uno solo"

El Misterio de la Santísima Trinidad es el Misterio de la Fe y de la vida cristiana; es el Misterio de Dios en sí mismo. Es pues, la fuente de todos los otros misterios de la fe, es la luz que los ilumina. Es la enseñanza fundamental y esencial en la jerarquía de las verdades de fe.

La Encarnación del Hijo de Dios revela que Dios es el Padre Eterno y que el Hijo es consubstancial al Padre, es decir que es en Él y con el mismo y único Dios.

La misión del Espíritu Santo, enviado por el Padre en nombre del Hijo y por el Hijo, junto al Padre, revela que Él es, con ellos, el mismo Dios único; 


Con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria.

El Espíritu Santo procede del Padre en cuanto a fuente primaria y, por el don eterno de éste al Hijo, del Padre y del Hijo en comunión.

Por la gracia del Bautismo “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” somos llamados a participar en la vida  de la Bienaventurada Trinidad.

La fe católica es ésta: 


"Que veneremos un Dios en la trinidad, 
y la trinidad en la unidad, 
no confundiendo las personas,  
ni separando las substancias, 
una es la persona del Padre, 
otra la del Hijo y  otra la del Espíritu Santo;
pero, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
una es la divinidad, 
igual la gloria, 
y coeterna la majestad"

Las Personas Divinas, inseparables en su ser, son también inseparables en su obra. Pero en la operación divina cada una manifiesta lo que es propio en la Trinidad, sobre todo en las Misiones Divinas de la Encarnación del Hijo y el Don del Espíritu Santo.

A la inteligencia humana le es muy difícil comprender el Misterio de la Santísima Trinidad. El esfuerzo racional de los teólogos --entre los que tenemos a Santo Tomas de Aquino-- ha tratado de ilustrarlo de la manera siguiente:

Las Tres Personas Divinas no se distinguen ni por su naturaleza, ni por sus perfecciones ni por sus obras exteriores, se distinguen únicamente por su origen.


  • No se distinguen por su naturaleza porque tienen una naturaleza en común, la Naturaleza Divina. Así no son tres dioses sino Un Solo Dios.

  • No se distinguen por sus perfecciones, porque éstas se identifican con la naturaleza divina. Así ninguna de las Tres Personas es más sabia o poderosa, sino que todas tienen infinita sabiduría y poder; ni la una es anterior a las otras, sino que todas son igualmente eternas.

  • No se distinguen por sus obras exteriores, ya que teniendo las tres la misma omnipotencia, lo que obre una respecto a la criatura, lo obrarán las otras dos.

  • Se distinguen únicamente por su origen, porque 
    • El Padre no proviene de ninguna persona; 
    • El Hijo es engendrado por el Padre 
    • Y el Espíritu Santo procede a la vez del Padre y del Hijo. 

      Esto es lo que impide que una persona se confunda con la otra.


Pidamos con fe y humildad al Espíritu Santo, nos conceda los dones de la sabiduría y la inteligencia, para que estas, aunadas a nuestra sed de conocer más a Dios, nos permita acercarnos a Él y amarlo como Él nos amó, nos ama y nos amará por toda la eternidad.



Bendito y Alabado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡ Viva Cristo Rey !!!



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