miércoles, 16 de septiembre de 2015

¿A Quién se parecen los Hombres de esta Generación?


En esta forma se inicia el Evangelio correspondiente al día de hoy Miércoles 16 de Septiembre. (Lucas 7, 31-35).
"En aquel tiempo, dijo el Señor: ¿a quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: "Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis". Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenía un demonio; viene el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: "Mirad qué comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores". Sin embargo, los discípulos de la sabiduría le han dado la razón."
Casi siempre tenemos dificultad en comprender el mensaje que quiere darnos Jesús en sus parábolas. En esta ocasión también podemos caer en la falta de percepción de la enseñanza que nos da Jesús.

En nuestra personal y humilde interpretación nos permitimos ofrecerles nuestro sentir,  sin otro fundamento,  que el de nuestra fe espiritual guiada por la Gracia del Espíritu Santo.

Jesús nos presenta la escena de unos niños que tocando sus flautas les dicen a otros: “¿Por qué no bailan?... y cuando cantamos lamentaciones, ¿por qué no lloran?"

Entonces, ¿cómo podremos calificar la actitud de los niños que no reaccionan ante la música y el canto? Nuestra respuesta sería que no tienen interés en lo que perciben, o ignoran lo que deben hacer. Expresado en una palabra: Indiferencia.

A ellos se parecen los hombres de nuestra generación, que no obstante oír el llamado de Jesús de cambiar sus placenteras costumbres que los llevan al pecado, son indiferentes a la invitación al baile y al canto que los llevaran al camino de su salvación...

En la segunda parte de la parábola Jesús se refiere a aquellos fariseos que condenan a Juan porque no comía ni bebía vino y a Jesús lo acusan de comelón y borracho porque come y bebe vino.

He aquí que los hombres de nuestra generación se parecen a los fariseos que llenos de orgullo y soberbia solo buscan el mal que les conviene exaltar para su propio provecho sin considerar que el bien también puede estar presente en lo que a ellos no conviene divulgar.

Juan no comía y no bebía porque mediante el ayuno y la abstención de la bebida fortalecía su espiritualidad para poder cumplir el anuncio de la llegada del Mesías, Jesucristo Hijo de Dios.

Y Jesús comía y bebía con sobriedad para beneficio de la parte de su humanidad. Su parte de divinidad no necesitaba ni del comer ni del beber por ser Hijo de Dios y Dios Verdadero.

Y los hombres de nuestra generación son como los fariseos, que solo ven lo que les produce placer y dinero aunque venga del mal de las cosas, ignorando el bien que también estas mismas les pueden proporcionar, siendo iguales en orgullo y soberbia que los fariseos.

En conclusión, seamos humildes y pidamos a la Santísima siempre Virgen María interceda por nosotros  ante su Divino Hijo Jesucristo Nuestro Señor, para que mediante la humildad lleguemos a ser santos  y dignos hijos de Dios. 


Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡ Viva Cristo Rey !!!



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