miércoles, 11 de febrero de 2015

El Gran Amor que nos profesa la Santísima Virgen María

Hoy 11 de Febrero la Iglesia Católica celebra la Aparición de Nuestra Señora de Lourdes.

El 11 de Febrero de 1858, en Lourdes, Francia, aconteció que una niña llamada Bernardita, junto con su hermana y otra niña, caminaban por el campo. De pronto al pie un arroyo se hizo presente la figura de una Señora resplandeciente en luces doradas; llevaba un vestido blanco y un manto celeste. El vestido lo tenía ceñido por una ancha faja azul e iba descalza y sobre cada uno de sus pies descansaba una rosa dorada. En su mano llevaba un Rosario. 

Esta es la fiel descripción de la Primera Aparición de la Advocación de la Virgen María como Nuestra Señora de Lourdes, que días después reveló a Bernardita que ella era la Inmaculada Concepción.

Esta pequeña y humilde introducción nos permite abrir nuestra mente y corazón para proclamar apasionadamente el infinito amor que nos tiene a todos los seres humanos la dulce y Santísima Virgen María, madre de Dios Hijo, nuestro Señor Jesucristo.

Son muchas las apariciones de la Virgen María en el mundo, bajo diferentes nombres o advocaciones. Como por ejemplo, la Virgen de Fátima, la Virgen del Pilar, la Virgen de Guadalupe, la Virgen del Cobre, la Virgen de Luján y muchísimas otras. No mencionamos más porque sería redundar en lo que queremos compartir... el inconmensurable amor de María, la Reina del Cielo y de la Tierra.

La Madre de Dios, nuestra celestial intercesora, ¡Es sólo una! y si ella se nos presenta bajo diferentes aspectos, es solo con el fin único, de que todos sus hijos, en diferentes regiones, zonas y países del mundo, la puedan identificar con su propia imagen. 

Sus rasgos físicos, sus vestimentas, sus idiomas o lenguas, pueden ser diversos, pero su inmaculado corazón es el mismo, rebosante de infinito amor, aún para el más pequeño y humilde de sus hijos.


Quien no ha sentido en su alma el eco del candoroso amor de María...,
¡No ha disfrutado del supremo sentimiento de dicha 
que nos traspasa de lado a lado el corazón!

Quien no ha visto en los dulces ojos de María su tierna mirada,
que nos hace palpitar como luciérnagas de plata en la oscuridad...,
¡No sabe lo que es el tañer de campanas de ensueño
en toda la dimensión del alma!

Quien no percibe en sus cinco sentidos la total bendición
de tener a María como nuestra madre celestial...,
¡No tiene completa noción de tener como madre
a la Dulce Madre de Nuestro Redentor!

Quien no siente en sus ojos desbordar una cascada
de lagrimas del corazón incensario, 
cuando de rodillas alabamos cantando a María...,
¡No tiene ni siente el amor que merece
la que es el símbolo celeste del amor maternal!

Santísima Virgen María:
más que tú... ¡Sólo Dios!



Bendito y Alabado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡ Viva Cristo Rey !!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario