miércoles, 12 de febrero de 2014

Un Consejo, Una Sugerencia, Una Súplica Humilde.


Haremos hoy un alto en la divulgación de los Libros del Antiguo Testamento de las Sagradas Escrituras o Santa Biblia.

Nos llena el espíritu de azarosa congoja la situación actual de nuestro mundo y de la situación en particular de nuestra religión católica.

No es difícil ver que la degradación espiritual de nuestro planeta crece día a día, impulsada por la crisis de los valores éticos y morales, que socaban los principios del amor entre los seres humanos.  

Las naciones centralizan sus esfuerzos en conseguir la hegemonía sobre sus vecinos, tratando de imponerse por medio de la economía al más débil, al más vulnerable, haciendo de ellos sus esclavos financieros, para el exclusivo usufructo de los poderosos que tienen el poder en los países dominantes.

Esta política de abuso sobre el más débil se transfiere rápidamente a todas las capas sociales de las naciones donde reina la ley del más fuerte y donde los medios más bajos y repugnantes son utilizados para la obtención de un inmoral fin.

Esta miserable situación no es sino el resultado de la falta de una espiritualidad basada en la creencia  y amor a Dios. Estamos siendo consumidos por el monstruoso ser que hemos cobijado en nuestros corazones, que no es otro,  que el propio demonio.

No hay que buscar en otros el origen del mal y la culpabilidad, la culpa es nuestra y el mal lo llevamos como un sello grabado en nuestras almas, producto y resultado de nuestra soberbia, de nuestro alejamiento de Dios y nuestra sumisión total al dinero, que es el mismísimo Satanás.

Veamos nuestro mundo actual, nuestro país, nuestra ciudad, nuestra Parroquia, nuestra familia, nuestros gobernantes, nuestros líderes, nuestros maestros... 

¡Todo está impregnado de egoísmo, hambrunas, inundaciones, desastres naturales, corrupción, fraude, secuestros, asesinatos, saqueos, matanzas, guerras fratricidas, rencores y peleas entre miembros de una misma entidad religiosa, falta de respeto y divorcios entre los padres, abortos, muerte de padres a hijos y muerte de hijos a padres!

La lista es interminable y cada acto deshonesto es más horrible.

¡Basta ya! detengamos esta inmensa tragedia. Esta vorágine de destrucción que nos llevará al caos final, sin salvación, sin Dios, sin Jesús, sin Resurrección Celestial.


Queridos hermanos, seamos verdaderos seguidores de Jesús, evangelicemos con la palabra y con el ejemplo. 

Demos testimonio de nuestra fe amando con el amor que Jesús puso en nuestro corazón. 

Evitemos hacer el mal y hagamos todo el bien posible. Veamos a todos los seres humanos como verdaderos hermanos sin distinción alguna.

Que el "Yo Pecador" que rezamos al empezar el sacrificio de la Santa Misa, no sea un repetir de solo palabras, sino que sea la firme convicción de su significado y el reconocimiento del mal hecho.

Que donde aparezca o se asome el mal, tengamos la valentía de señalarlo, denunciarlo y enmendarlo porque la tibieza de no hacerlo,  nos convierte en cómplices del pecador y conformistas con el pecado.

Pidamos a Jesús Sacramentado que nos ayude a revertir el mal por el bien, 

Recemos:

  • Para que se apiade de esta humanidad,
  • Que envié al Espíritu Santo y derrame sus dones sobre todo los seres de la tierra,
  • Para que nuestro mundo sea el lugar que Dios creó con amor para ser la morada de sus hijos que Él creó a su imagen y semejanza.




Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡Viva Cristo Rey!!!

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