miércoles, 7 de marzo de 2012

Agravios cometidos contra la Eucaristía



El pecado más abominable es el que se comete contra la Santísima Eucaristía porque se incurre en contra del Cuerpo y Sangre de Jesús, Dios Vivo.

Quien lo comete y no se arrepiente de corazón y no es perdonado por un sacerdote podría negársele la Gracia de contemplar la luz del rostro de Nuestro Señor. Sólo Dios, con su infinita misericordia puede perdonar al pecador contumaz.
¿Qué mueve al hombre a realizar tan indigno acto en contra de su creador?... No encontramos respuesta que pueda generalizar el motivo de tan repugnante sacrilegio. Las causas pueden ser varias, desde una irracionalidad provocada por dominación satánica hasta la falta absoluta de respeto ético y moral de la persona cegada por condiciones extremas de soberbia, avaricia y falta total de entendimiento y fe.

Las faltas cometidas en contra del Santísimo Sacramento están señaladas por los cánones de la Santa Iglesia Católica y varían en su grado según la magnitud de la ofensa. Es responsabilidad de los Obispos y párrocos el velar por la conducta que deben observar los fieles en su relación espiritual y física con la sagrada fórmula. Deben hacerles conocer la forma apropiada de cumplir con los rituales dictados por la Jerarquía Eclesiástica superior mediante cursos prácticos sobre la materia, o boletines informativos al respecto.


Existe entre nosotros un desconocimiento lamentable sobre cómo debemos demostrar nuestro respeto y veneración total para con la Sagrada Eucaristía. No hemos terminado de entender que la Eucaristía es el Cuerpo y Sangre de Jesús y que debemos adorarla y venerarla porque es Dios mismo. ¡Cuántas faltas cometemos durante el sacrificio de la Santa Misa sin siquiera darnos cuenta de ellas!. Por ejemplo en el momento más solemne de la celebración Eucarística, cuando el sacerdote procede a la Consagración, muchos de nosotros entramos en esos momentos al templo y andamos caminando buscando al santo que le vamos a rezar, olvidando que es el mismo Dios quien está presente ante nosotros. Igualmente cuando vamos a recibir la Sagrada Comunión y formarnos en orden y respetuosamente, tratamos de ingresar en la fila ya formada en lugar de ir hasta el final de la misma y colocarnos en el sitio que nos corresponde. Y ni qué decir de aquellos que después de recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesús en el camino a nuestro sitio, vamos saludando a los parientes y amigos como si estuviéramos en una pasarela teatral.

Las acciones antes señaladas no son considerados sacrilegios, pero al ser cometidas por miembros de nuestra Santa Iglesia Católica equivalen a los actos que cometen los satánicos paganos que se roban y ultrajan las Hostias Consagradas. ¡Es dura la comparación!... pero es válida, porque tanto ofende a Dios la acción del creyente como la del no creyente.


En el mundo actual estamos observando que la democratización y modernización de nuestro comportamiento nos está llevando al relajamiento de las reglas de nuestra conducta espiritual para con Dios. Lo que antes estaba prohibido, hoy se ignora y si lo notamos nos hacemos como que no nos damos cuenta. No es que seamos fundamentalistas, pero, Hermanos, algunas cosas se pueden actualizar pero el amor y respeto a Dios, ¡jamás!
Hermanos, oremos piadosamente y de todo corazón pidamos al Espíritu Santo que proteja a nuestra Capilla de Adoración Eucarística Perpetua de los agravios que entes sin fe, sin alma y sin razón trataran de realizar en contra de la Sagrada Eucaristía.


ALABADO Y ADORADO SEA POR SIEMPRE JESUS SACRAMENTADO
¡¡¡VIVA CRISTO REY!!!

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