jueves, 22 de abril de 2010

La Adoración

¿Sabemos exactamente que es la Adoración?... ¿Cómo debemos adorar?... ¿Cuándo debemos adorar?...

La Adoración es el grado mas alto de la Oración, es el extremo del Amor.


Hay muchas y variadas formas de Adoración pero hay que estar conscientes que ella está destinada y dirigida solo a Dios Todopoderoso. La Adoración es la forma excelsa de la oración y debemos hacerla con toda nuestra fe, con todo nuestro espíritu, con toda nuestra alma, en sí… con todo nuestro ser.
Estamos adorando a Dios, nuestro creador, nuestro Padre Celestial, no podemos darle un poco ni un pedacito, es darle TODO, entregarnos TOTALMENTE a Él. Por eso cuando adoramos al Señor, debemos estar compenetrados totalmente en nuestro objetivo que es el de darle a nuestro Dios todo lo que Él espera de nosotros.
Nuestra forma de Adoración es particular y debemos realizarla como mejor podamos y como mejor nos sintamos al hacerla. Debemos sentir dentro de nosotros la inmensa alegría de poder estar dirigiéndonos al Padre; en nuestra Adoración charlamos directamente con Dios y Él nos responde con su voz que llega a nuestras almas inflamándonos con el fuego de su amor divino.


¡Qué gracia tan inmensa nos da Dios a nosotros pobres pecadores de perdonarnos todas nuestras ofensas y permitirnos que le hablemos cara a cara y con su infinita misericordia escuche nuestros ruegos y nos los haga realidad!



La Adoración es la respuesta de nuestro espíritu al Espíritu de Dios. La Adoración es una experiencia particular en cada creyente y se origina en el momento en que tenemos comunión con Dios. La Adoración es reconocer la grandeza divina y la debilidad humana.
La Adoración, como hemos dicho, es la oración sublime, y como tal debemos estar siempre practicándola. Debemos orar con fe y constancia, no hay hecho ni pensamiento válido si no está confirmado por la oración:


“Ora y se te escuchará, ora y agradecerás haber sido escuchado, ora y tendrás las puertas abiertas para pedir, agradecer y seguir haciendo el bien”.

La oración es el camino hacia la santidad.

¿Cuándo debemos adorar a Dios?... Todo momento es oportuno para adorar a Nuestro Señor, siempre que lo hagamos con el amor, devoción, propiedad y respeto que Él se merece.



Se puede orar en grupo, en la Santa Misa, o en cualquier acto Litúrgico, y Dios jamás dejará de escucharnos. Pero hay una Adoración en la cual se recrea nuestra alma y corazón con el gozo más excelso… y es la Adoración al Santísimo Sacramento.



En esa Hora Santa que dedicamos enteramente a Jesús Vivo, en la que le entregamos íntegramente nuestro ser, es el momento más apropiado para hacerla. En esta única e incomparable oración platicamos directamente con Jesús y Dios Vivo y Él nos responde con todo el amor que tiene para todos nosotros. Y nos llenamos de fe, de amor, de Dios y de paz. Y si esta oración la realizamos en horas nocturnas, pareciera que nuestro recogimiento es mayor, por algo Jesús escogía las horas de la madrugada para orar y la víspera de su sacrificio en el Huerto de Getsemaní, fue en la madrugada que oró sus últimas oraciones como ser humano sin dejar de ser Hijo de Dios.



En conclusión, toda oración hecha con nuestro corazón llega al corazón de Nuestro Señor y su fin es el de reconocer en Él a nuestro Padre Eterno que siempre nos ha de escuchar y perdonar. Por eso hermanos oremos, y sigamos orando, porque la oración es el camino más directo a Dios.

Queridos hermanos si aun no se han decidido…
¡Háganlo ya!
¡Ahora!


¡Únanse a la Adoración Eucarística Perpetua anotándose como adoradores solamente por UNA hora en cualquier día de la semana y en la hora que ustedes elijan!

¡Dios los llama, no lo abandonen!

2 comentarios:

  1. SEÑOR ENSÉÑAME A ESTAR EN TU PRESENCIA

    Señor enséñame a entrar y permanecer en tu presencia, encontrarte a cada instante, en cada necesidad de mi existencia. Buscarte en los confines de mi soledad interior y centrarme en tu grandeza que rodea mi pequeñez.

    Quiero cerrar los ojos y mirar tu cielo inmenso que me rodea pero que al mismo tiempo está dentro de mi. Quiero aprender a levantar mis manos imaginarias para alcanzarte mientras mis rodillas se doblan ante tu paz.

    Aprender a buscarte de todo corazón, en mis circunstancias, en mi actividad y en mi descanso. Sobre todo en la necesidad imprevista que trae, como tormenta de angustias, mis luchas internas.

    Te invocaré, clamaré, pediré, llamaré, haré todo lo que me dices cuando mi enemigo desconocido me alcance y te buscaré en este lugar donde no hay nada externo que me perturbe para poder escuchar tu voz. Se que te encontraré en el fondo de mi corazón y allí estará también tu respuesta... Vendré al encuentro de protección, de tu sabiduría, de tu consuelo, de tu dirección, de tu paz: al encuentro de mi libertad, tu luz me rodeará. Tu me hablarás y yo te escucharé, pero rendido en tu presencia sintiendo como se acallan los coros de voces de angustia. Yo te hablaré y tu me escucharás, y me responderás. Reconoceré que solo dependo de ti y vendré a rogarte. Se que te encontraré cara a cara, cuando te busque de todo corazón. Enséñame a retener en obediencia tu compañerismo permanente. Enséñame a confiar, a hacerte la voz que dirige mis emociones y mis sentimientos. Quiero encontrarte en todo tiempo. He de llegar con un corazón humillado y encontrarte en oración y adoración.AMEN

    ResponderEliminar
  2. A DIOS SIEMPRE LE PEDÍ
    Le pedí a Dios estar en primera fila, pero, Él me colocó en el último lugar para que conociera la paciencia y la humildad.
    Le pedí a Dios ser el centro del mundo, pero, Él me enseñó que la vanidad me aparta del centro de cualquier cosa.
    Le pedí a Dios Fama y gloria, pero, Él me concedió sencillez y comprensión para que mi ego no fuera a herir a los demás.
    Le pedí a Dios un auto que viajara veloz, pero, Él me concedió un paso firme por el sendero correcto para que no atropellara mis sentimientos.
    Le pedí a Dios tener una mansión, pero, Él me dio una pequeña casa llena de ternura y amor.
    Le pedí a Dios poseer dinero para tener muchos amigos, pero, Él me concedió algo mejor: me ofreció su amistad no a cambio de mi dinero sino de mi sinceridad.
    Le Pedí a Dios poseer mucha belleza y sin embargo, Él me dio sensibilidad y belleza espiritual para que no me sintiera más que los demás.
    Le pedí a Dios ser siempre feliz, pero, Él me hizo conocer la tristeza para que comprendiera que la vida no sólo esta compuesta de cosas bellas y para que tuviera compasión por el sufrimiento de los demás.
    Le pedí a Dios un carácter fuerte, pero, Él me concedió un corazón blando y un carácter pasivo para que pudiera amar y ayudar a los demás.
    Le pedí a Dios tener el mundo a mis pies, pero, Él me hizo comprender que es mejor tener amigos en el corazón.
    Por todo eso Dios mío, nunca me concedas todo lo que te pido, concédeme lo que hasta hoy he tenido la dicha de poseer.







    Mary Oliver Yo le pido a diario que sea mi gran protector, que me guíe en mis pasos, en mis decisiones, que me ilumine en la oscuridad y en la adversidad, que siempre se haga su voluntad, gracias Dios Jehova.
    Hace 2 minutos · Me gusta.

    ResponderEliminar