En verdad, el Milagro de la Santísima Eucaristía se nos presenta diariamente y allí está presente ante nuestros ojos y muchos no lo queremos ver.

En el hermoso silencio arrobador de la Consagración, durante el Santo Sacrificio de la Misa, al momento que el sacerdote eleva la Hostia, allí está Jesús Vivo mostrándose amoroso en la entrega total de su divinidad a toda su grey amada.
Y no obstante del glorioso momento en que somos participes del milagro de nuestra fe, algunos, no sé si muchos o pocos, no nos sentimos atravesados por el bellísimo resplandor de la presencia real de Nuestro Dios y Señor.
¡Qué milagro de amor tan sublime
siente el alma en éxtasis
de supremo y divino encantamiento,
y nos acaricia la celestial paz
que solo nos puede dar
la infinita dulzura de Jesús,
el Hijo de Dios y de la Santísima
Virgen María, cuando le adoramos
en el Recinto Sagrado de su gloria,
la Bendita Hostia Consagrada.!
Este arrobamiento espiritual
que el alma y corazón sienten
es la señal de luz que ilumina
las tinieblas de nuestro sentido material.
Es el sello que nos marca indeleble
con la sangre derramada
por Jesús en la cruz,
es la unión eterna de nuestro ser
al Padre Celestial, al Hijo Terrenal
y al Santo Espíritu Sobrenatural.
Esto y aún más,
de lo que es imposible describir con palabras,
es nuestro amado y adorado
Jesús Sacramentado, Divina Eucaristía,
Sagradísimo Tabernáculo, Hostia Inmaculada,
cuerpo y sangre fundidos
en un único sublime crisol,
milagro de amor,
piedra angular de nuestra fe,
principio sin fin, fin sin principio,
vida, muerte y resurrección,
vida eterna, muerte temporal,
Resurrección Triunfal
déjame a tus pies morir
para que en mi ultima agonía
pueda yo, indigno pecador,
besar de tus pies las huellas,
que me guiaron a tu encuentro
en tu reino celestial.
Esta es la voz de tu pueblo
Adorador Eucarístico Perpetuo,
este es el sentir de tus siervos
que anhelantes de tu amor
acuden con fervor donde moras,
para colmarte de bendiciones
y humildes rogarte que jamás
les permitas faltarte y
menos aún... olvidarte.
Alabado y adorado sea por siempre Jesús Sacramentado
¡¡¡ Viva Cristo Rey !!!
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