El próximo Sábado 13 de Junio la iglesia celebra la memoria del Inmaculado Corazón de María.
La festividad del Corazón de la Purísima e Inmaculada Virgen María Santísima no podía estar lejos de la celebración del Sagrado Corazón de Jesús, su divino y amado Hijo.
En efecto la fiesta del Hijo Dios es un día antes o sea el viernes 12 de Junio en este año 2015. Estos dos corazones, como alguien lo dijo, laten al unísono y ambos son esencia espiritual de uno solo.
¡Porque donde esta Jesús esta también María!
Teníamos la intención de escribir sobre esta Festividad Mariana, pero dimos con un artículo escrito por el Sacerdote Jesús Martí Ballester, sobre tan hermoso tema, que por su gran valor espiritual y humano lo consideramos más apropiado que el mejor de los escritos que pudiera crear esta humilde mentalidad. Por lo tanto a continuación les transcribo la copia exacta de un segmento la publicación hecha en Catholic Net.
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Todas las culturas han visto simbolizado el amor en el corazón. En el de María, honramos la vida moral de la Virgen: Sus pensamientos y afectos, sus virtudes y méritos, su santidad y toda su grandeza y hermosura; su amor a Dios y a su Hijo Jesús y a los hombres, redimidos por su sangre. Al honrar al Corazón Inmaculado de María lo abarcamos todo, como templo de la Trinidad, remanso de paz, tierra de esperanza, cáliz de amargura, de pena, de dolor y de gozo.
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Como remedio a los males actuales, la misma Virgen nos ofrece su Corazón Inmaculado, que es ternura y dulzura, pero también exigencia de oración, sacrificio, penitencia, generosidad y entrega. No basta el culto; hay que imitar sus virtudes.
EL CORAZÓN
El corazón desarrolla una sinergia, un lazo invisible, pero de irresistible fortaleza, que nos une con Dios, con los hombres y con las criaturas.
El Corazón de María, expresa el corazón físico que latía en el pecho de María, que entregó la sangre más pura para formar la Humanidad de Cristo, y en el que resonaron todos los dolores y alegrías sufridos a su lado; y el corazón espiritual, símbolo del amor más santo y tierno, más generoso y eficaz, que la hicieron corredentora, con el cúmulo de virtudes que adornan la persona excelsa de la Madre de Dios.
El Corazón es la raíz de su santidad, y el resumen de todas sus grandezas, porque todos sus Misterios se resumen en el amor. Dios, que creó el mundo para el hombre, se reservó en él un jardín donde fuera amado, comprendido, mimado, como el huerto cerrado del Cantar de lo Cantares. Es su obra primorosa y singular.
Su Corazón y su alma son templo, posesión y objeto de las delicias del Señor. Sólo su corazón pudo ser el altar donde se inmoló, desde el primer instante, el Cordero inmaculado. Según San Bernardo, Maria "fuit ante sancta quam nata": nació antes a la vida de la gracia que a la de este mundo...No hay un Corazón más puro, inmaculado y santo que el de María. Como el sol reverbera sobre el fango de la tierra, su Corazón brilló sobre las miserias del mundo sin ser contaminado por ellas. Es la Mujer vestida del sol del Apocalipsis (12,1).
La plenitud de la gracia que recibió María repercutió en su Corazón en el que no existió la más leve desviación en sus sentimientos y afectos. Su humildad, su fe, su esperanza, su compasión y su caridad, hicieron de su Corazón el receptáculo del amor y de la misericordia. El Corazón de María es el de la Hija predilecta del Padre. El Corazón de la Madre que con mayor dulzura y ternura haya amado a su Hijo. El Corazón de la Esposa donde el Espíritu realizó la más grande de sus maravillas, concibió por obra del Espíritu Santo.
El Corazón de María es también un corazón humano, muy humano. Es el corazón de la Madre: Todos los hombres hemos sido engendrados en el Corazón Inmaculado de Maria:"Mujer, he ahí a tu hijo" (Jn 19,26. San Juan nos representaba a todos. Porque amó mucho mereció ser Madre de Dios y atrajo el Verbo a la tierra; con sufrimiento y con dolor, ha merecido ser Madre nuestra. El amor a su Hijo y a sus hijos es tan entrañable y tierno, que guarda en su corazón las acciones más insignificantes de sus hijos, hermanos de su Hijo Jesús, el Hermano Mayor.
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Queridos hermanos, aun con la dulce fragancia de la exquisita ternura que nos deja el alma impregnada del candor de las palabras del P. Jesús Ballester, y con la infinita satisfacción espiritual de ser también un humilde hijo de la Madre Santísima de Dios, los exhorto a buscar en sus corazones la oración que más hermosamente encierre su amor a la Purísima Virgen María, y se la dediquen a ella, Bendita entre todas las mujeres, a la Reina del Cielo y la tierra, a ella, la Patrona Divina, dueña absoluta de todos nuestros sentimientos y pensamientos en fin del amanecer y el anochecer de nuestro ser.
Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado
¡¡¡Viva Cristo Rey!!!
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