Que todo ser humano bautizado sea distinguido por la Gracia de Dios para alcanzar la Santidad. “Sed santos en toda vuestra conducta como dice la escritura: 'Seréis Santos, porque Santo Soy Yo'.” (1 Pedro, 1, 15)
No solamente los sacerdotes o personas de ordenación religiosa pueden ser santos, sino todos los que vivimos en la fe y escuchamos el llamado y respondemos a él, podemos ser canonizados por nuestros méritos propios y la ayuda de Dios.
La santidad es un estado de perfecto equilibrio mental, espiritual y material conforme con la moral religiosa de la Iglesia Católica.
Llegar a ser Santo no es fácil, ni labor de un día, una semana, un mes o un año, ser santo es un camino que dura toda la vida, que empieza con tu irrenunciable compromiso el mismo día que recibes y aceptas el Llamado de Dios hasta el último instante de tu vida terrenal.
Los que están en el camino de ser santos, como seres humanos están sujetos a las mismas tentaciones que cualquier persona. En la vida de los santos encontramos muchos ejemplos de esta situación, ahí tenemos los ejemplos de San Francisco de Asís, los del Santo Padre Pío, los de Santa Catalina de Siena, San Antonio, Santo Tomás de Aquino, Santa Teresa de Ávila, y muchos, muchos más que nos obligarían a llenar muchas páginas sin acabar de nombrarlos a todos.
Pero estos hombres y mujeres de Dios lucharon fieramente contra las tentaciones, y aunque lo hubieron de hacer diariamente, su escudo protector era la fe, su celestial protector, San Miguel Arcángel y su ángel de la guarda, su inspiración divina, la fortaleza del Espíritu Santo y sobre todo el infinito amor de Jesús Dios y Señor Nuestro.
Para llegar a la santidad se requiere de mucho esfuerzo, y que las circunstancias de la vida mundana no te alejen del camino señalado por Dios.
He aquí algunos factores que nos impiden a muchos ser santos, aunque creamos que tenemos las condiciones para obtener esta altísima gracia, que Dios nos ofrece a todos.
- Primero: No escuchamos el llamado de Dios en nuestro corazón y si lo escuchamos no le respondemos por falta de fe, de amor y de vocación sincera.
- Segundo: No comprendemos que la Santidad es un proceso gradual, que dura toda la vida y no se obtiene como un título después de haber aprobado unos exámenes. Nos falta humildad, paciencia y espíritu de sacrificio.
- Tercero: Suponemos que la santidad es un don exclusivo y personal que solamente nos involucra a nosotros, sin aceptar que es también externo a nuestro ego y abarca a todo lo que nos rodea en nuestro cotidiano quehacer en la vida, como son todos los seres vivos racionales o irracionales, todos los elementos de la naturaleza, y a todas la situaciones y acontecimientos que experimentamos día a día.
- Cuarto: Porque no tenemos el sumo grado de humildad que nos haga posponernos ante cualquier criatura de Dios.
- Quinto: No reconocemos que la voluntad de Dios es indiscutible e insustituible y que debemos obedecerla y aceptarla sin dudas, vacilaciones o rechazo alguno.
Hermanos, si no hemos tenido la inmensa felicidad de estar en el camino de la santidad, no desmayemos en tratar de imitar a los santos que han tenido como su mayor satisfacción no ser más que templos vivientes donde por siempre tenga su morada la Santísima Trinidad y la ternura y amor de la Virgen María Madre de Dios.
Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado
¡¡¡ Viva Cristo Rey !!!