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miércoles, 24 de septiembre de 2014

Fieles a Nuestros Compromisos.


Nuestras costumbres y nuestra mentalidad siempre nos llevan a comprometernos de palabra. Sea cual fuere el  compromiso a que nos obligamos, siempre lo hacemos por contentar a quien sea que le demos nuestra palabra de cumplimiento. 

Es  una falsa imagen que nos creamos equivocadamente de nuestra personalidad. Casi siempre estamos aparentando lo que no somos.

Esto es una herencia que recibimos de nuestro entorno familiar y de comunidad. El ejemplo va moldeando nuestra mentalidad y se nos hace muy fácil ofrecer y nunca cumplir.

Y así, sin pensarlo, engañamos y al mismo tiempo nos engañamos a nosotros mismos, convirtiendo una costumbre en un mal hábito.

Nuestra mente se corrompe y nuestro corazón se va endureciendo poco a poco. Al final nadie confía en nosotros y nadie nos cree.

Nuestra fe se debilita y muchas veces abandonamos todo lo que empezamos, hasta llegar a ser un ser sin rumbo, un alma en pena que ha perdido el camino que Jesús con tanto amor nos señaló.

Para restaurar nuestra original mentalidad debemos primeramente comprender que estamos terriblemente equivocados en nuestro concepto de lo que significa un compromiso. No podemos seguir tomando a la ligera lo que prometemos a nosotros mismos o a otros. 

Debemos empezar por lo más sencillo y aplicarlo a nuestro diario vivir, como por ejemplo,  cuando decimos 



"Te veo a las tres de la tarde", o 

"Te lo llevo el Domingo", o 

"No te preocupes, yo lo haré por ti."  



Todas estas promesas indudablemente son corrientes pero son una promesa, un compromiso que debemos de respetar y al cual no debemos fallar. Recuerda que va de por medio tu reputación. Este proceder debes adoptarlo como un ejercicio que repetirás con los labios y con el corazón cada vez que te comprometas. Siguiendo fielmente esta rutina descubrirás que en la repetición esta la transformación.
 
Ya estás listo, ¡Es hora de comprometerte con Jesús, tu Dios y Señor!.

Ya aprendiste a cumplir tu palabra con tus hermanos... ¡Es el momento de demostrar tu fidelidad con Dios!.

Has el esfuerzo final, el culmen de la aceptación de tus creencias y la reafirmación definitiva de tu fe. 

¡Inscríbete como Adorador Perpetuo del Santísimo Sacramento
en el grupo de la Adoración Eucarística Perpetua!.

Nunca te podrás imaginar todos los beneficios que obtendrás sin pedirlos y que Jesús te los entregará por el infinito amor que te tiene especialmente a ti, su oveja perdida, vuelta al redil.

El día que te comprometas a pasar una hora semanal con Jesús, Dios Vivo, en la Sagrada Eucaristía, será el día más feliz de toda tu vida, ese día habrá fiesta en el cielo. Porque Dios te ama y entre muchos te ha escogido porque tú estás en su corazón desde antes de que vinieras al mundo.

La Virgen Santísima en la advocación de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, te espera amorosa, al pie de la Hostia Consagrada, para darte su celestial bienvenida y cubrirte dulcemente con su Santísimo Manto.


Alabado y  Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡Viva Cristo Rey!!!

jueves, 18 de septiembre de 2014

La Voluntad de Dios es que Seamos Santos


En mis continuas visitas a Jesús Sacramentado, en nuestra Capilla de Adoración Eucarística Perpetua veo que casi siempre hay más de cuatro personas  y muchas veces hasta ocho.

¡Todas orando con devoción y respeto!.

Esta situación me causa una sincera alegría, porque me doy cuenta que ¡todavía hay gentes que Aman a Dios!

Mas sin embargo, también me entristece el comprobar que solo uno o dos de los presentes son Adoradores Eucarísticos Perpetuos confirmados, es decir comprometidos a estar una hora acompañando a Jesús.

Los demás son visitantes que por alguna razón o motivo, que yo ignoro, entran a la capilla a ver al Santísimo, y su visita dura contados minutos, entre diez y treinta minutos, y algunos solo entran, se santiguan y luego se van.

Una vez más tengo que señalar la falta de de fe y amor a Jesús, de nuestro pueblo que ¡venera a Dios solo con la boca, mas no con el corazón!.

En muchas ocasiones se les ha solicitado que se registren como Adoradores Eucarísticos Perpetuos, y que es el llamado que por nuestro intermedio, les hace el mismo Jesús Sacramentado, desde su dolorosa soledad. Mas no responden al llamado de Cristo Nuestro Señor.

Siempre escuchamos la indignante respuesta de no tener tiempo para dedicarle una hora, solamente una hora a la semana, a nuestro Dios, Rey y Señor.

Por otro lado vemos que muchos de estos hermanos que se niegan a dar una hora de Adoración a su Dios,  si tienen tiempo para pasar una hora o tal vez más, frente a un televisor viendo su programa favorito o irse a tomar un café con el amigo o la amiga o para pasear sin ton ni son por un centro comercial, observando escaparates y vitrinas. 

Seguro, me pasaría más de una hora señalando más de un centenar de las consabidas horas que tiramos al tacho de la basura y que son la excusa de muchos para  dejar de adorar al Dios que les dio la vida y les promete su salvación. En verdad no somos más que unos mezquinos ingratos. Siempre tenemos tiempo para hacer lo que nos agrada, pero nunca lo tenemos para lo que nos aburre o desagrada.

Y amar, adorar, y estar con Jesús... 

¿Es para ti, aburrido y desagradable? 


Acuérdate del primer Mandamiento de la Ley de Dios, 
"Amarás a Dios sobre todas las cosas".

Hablando, o mejor dicho, escribiendo sobre recordatorios, me viene a la memoria, lo que ya hace un tiempo les relate, sobre el testimonio de un hermano, que mas o menos dijo, sobre su compromiso de asistir a su hora de encuentro con Jesús, su Dios y Redentor

''Me he propuesto  en un acto de amor y fe, nunca faltar a mi hora Santa, pase lo que pase...
¡Si me quedara sin el sentido de las vista, a tientas, quizá con paso vacilante, a tropezones pero con la fortaleza de mi fe llegaría hasta tu capilla, Bendito Jesús Sacramentado!
¡Si perdiera mis piernas, motores de mi caminar, arrastrándome llegaría hasta ti, Oh Jesús mío.!
Si una enfermedad me postrara en un lecho, me levantaría y caminaría por más penoso que fuera mi dolor para llegar hasta ti, Señor de mis amores.
Y por ultimo si la muerte me llegara lejos de ti, y fuera el día de mi hora de mi adoración contigo, mi alma volaría presurosa a tu Capillita, para estar eternamente contigo, mi Buen Jesús!".

Hermanos, que este hermoso testimonio les permita abrir sus corazones a la dulzura del Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen María y sea ella la intercesora que los lleve al Sagrado Corazón de su Divino Hijo y 

¡YA!, ofrezcan una hora semanal a Jesús Sacramentado

que amoroso los espera con los brazos abiertos, en su casa, la Capilla de Adoración Eucarística Perpetua.



Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡VIVA CRISTO REY!!!

miércoles, 10 de septiembre de 2014

¡El Católico debe ser Decidido y Resuelto... Constante y Consistente!

Todos sin excepción hemos alguna vez fracasado
 por falta de consistencia o constancia, decisión o resolución.

Estos cuatro atributos son necesarios para cumplir un anhelo, una misión o un fin predeterminado.

Nosotros los católicos somos un claro ejemplo de esta indecisión que nace de nuestra inconsistencia. Es por ello que esta última es la base o fundamento de cualquier proyecto, deseo o aspiración.

  • Consistencia

La consistencia es la solidez, firmeza, estabilidad inalterable. 
Un argumento o creencia establecidos con razones fundamentales. De allí que en materia de religión, para que nuestra creencia en ella sea consistente debemos primordialmente conocerla cabalmente, es decir en forma exacta y precisa.

Debemos saber de nuestra Religión Católica, sus Antecedentes, sus Orígenes, sus Principios y Dogmas; sus Mandamientos y Preceptos.  Conocer no con el significado gramatical de las palabras, sino lo que ellas espiritualmente contienen y por qué debemos creer en ellas con la verdad de la Fe del Espíritu Santo que vive en nosotros desde el día en que fuimos Bautizados.

Es obvio que nuestros conocimientos los adquirimos conforme vamos avanzando en edad y en el estudio de nuestra Santa Religión, porque así como para obtener una profesión tenemos que estudiar y practicar por varios años para con nuestros conocimientos ganarnos el sustento diario, así igualmente,valga la comparación, para obtener la titulación de Católico, también tenemos que estudiar y practicar durante toda la vida, para con nuestro total conocimiento de Dios podamos ganarnos la vida eterna y el cielo prometido.

Pero he aquí que los que nos decimos Católicos pensamos que con haber sido bautizados, haber recibido alguno de los Sacramentos y asistir a la Santa Misa los días domingos y otros días de Precepto, además de ser parte de un Grupo Parroquial, ya podemos decir que somos Verdaderos y Fieles Católicos….

¡NO!, hermanos, eso no nos califica ante Dios como fieles seguidores de su Iglesia y Verdaderos Católicos. Quizá podremos convencer a los demás que somos “Muy Buenos Católicos” y que Amamos a Dios. Pero ellos no ven nuestros corazones ni leen nuestros pensamientos; ni saben lo que ignoramos. Porque también muchos de los que juzgan las apariencias son también tan ignorantes como aquellos que erróneamente somos juzgados como “Buenos y Fieles Católicos, Verdaderos Hijos de Dios”.


  • Decisión

Es el momento en nuestras vidas en que ya con suficiente razón y conocimiento de lo que es nuestra Religión, con verdadera conciencia de nuestra determinación de compromiso moral y espiritual renunciamos –con conocimiento de causa- totalmente a Satanás y a sus tentaciones y nos comprometemos a seguir a Dios por el resto de nuestra vida y poder llegar a conocerlo totalmente por intermedio de Jesús, con la ayuda del Espíritu Santo y la Bendición de la Santísima Virgen María, Madre de Dios.


  • Resolución

El hombre ya resuelto; su audacia, valentía y amor lo acaban de convertir en un católico decidido y comprometido. Habrá de seguir adelante con su misión de conocer más sobre la Iglesia, la Vida de los Santos, la perfección de los Santos Padres, Vicarios de Dios en la Tierra. Su sabiduría donada por el Espíritu Santo habrá hecho de él un digno discípulo de Jesús, amará a Dios sobre todas las cosas y cuando el demonio quier tentarlo, lo que hará muchas veces, lo rechazará y ¡Vencerá al pecado!… 

Y así podrá con humildad llamarse Católico, por la voluntad y amor del Padre Dios Todopoderoso.


  • Constancia

Esta es una parte del último peldaño a la Santidad. Es la paciencia y perseverancia para llegar al final, al definitivo encuentro con la Luz de Dios. Es el fruto de la firmeza de nuestras ideas y sentimientos hacia una irrenunciable creencia en nuestra religión Católica y de todo lo que de ella emane.

Es el testimonio donde eternamente constará nuestra Fe para la gloria de Dios Nuestro Señor.



Bendito, Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado


¡¡¡Viva Cristo Rey!!!


miércoles, 3 de septiembre de 2014

¿Qué es ser Evangelizador?



Todos debemos, por nuestro compromiso Bautismal, ser Evangelizadores, pero no basta solo el don recibido del Espíritu Santo para convertirnos en verdaderos evangelizadores. 



¡Es una misión difícil y más en nuestro mundo actual!

Hay que prepararnos eficientemente, conscientes de lo que vamos a realizar, que será ni más ni menos que de llevar la Palabra de Dios a todos los seres humanos que la desconocen o que la conocen a medias...

Nuestra preparación debe encarar dos aspectos, el Espiritual y el Material, en términos globales:


  • Preparación Espiritual

Debemos de estar totalmente convencidos de que nuestra misión evangelizadora debe estar basada en el amor, tal como lo hiciera nuestro Maestro y Dios hecho hombre, Jesús de Nazaret.

El amor tiene que ser la fuente de la cual debemos continuamente beber para seguir las huellas de Cristo y no perdernos en falsos caminos.

El amor que debe inundar nuestro corazón, no tiene límites, ni de tiempo ni de cantidad, ni de selección, debe ser eterno, infinito y total.

Nuestro amor no es para darse hoy y mañana, en este mes, en este año, es para darse siempre hasta la muerte.

Nuestro amor no es para darse durante una hora, un día, una jornada, nuestro amor no tiene descanso, no tiene un alto, nuestro amor es para darse continuamente, sin fin, ni  término.

Nuestro amor no es para solamente unos cuantos seleccionados, nuestro amor es para todos,  para quien lo necesite  lo quiera o no lo quiera recibir.


Otro punto espiritual básico y no menos ni más importante que el amor...
¡Es la Fe!

“La fe es la garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades
que no se ven.“

La fe es la fuerza del Espíritu Santo que nos induce a creer en Dios y en todo lo que de Él emane, sin dudas ni vacilaciones, la fe es la confirmación de nuestras creencias religiosas.

Nuestra fe nos es imprescindible para la misión de evangelizar, ¿cómo podremos compartir con otros lo que no tenemos? La fe es pues, el testimonio espiritual, de la verdad de la palabra de Jesús.

Si tenemos poca fe o una fe débil, debemos de pedirla a Dios, con respetuosa insistencia, hagamos como lo hicieron humildemente, los Apóstoles: “Auméntanos la fe.” Solo tenemos que decirle: “Creo, ayúdame porque tengo poca fe.” Y para recibir la ayuda solo hay que pedirla. “Yo os digo: pedid y se os dará;  buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá.” (Lc 11-9).

Son pues, nuestros Principios Espirituales para evangelizar: 

El Amor y La Fe.


  • Preparación Física o Material

Aunada a la Preparación Espiritual debemos poseer los carismas necesarios para la nueva Evangelización. Estos, entre otros, son los básicos: la Alegría, presente siempre en nuestro rostro


La alegría de saber que estamos entregando para el bien y su conocimiento,  al mismo Jesús, en nuestra misión. Y la firmeza en nuestro comportamiento y expresión corporal total. Para que nuestros hermanos vean en nosotros, como en una réplica humana, a nuestro Divino Salvador.

Quien tenga ya estos atributos y dones celestiales puede ya considerarse como probable evangelizador. Solo será necesario tener la unción sagrada de la Iglesia por intermedio de sus Representantes Pastorales y Parroquiales, la cual le identificará ante Dios Nuestro Señor como su humildes siervo digno de transmitir la Buena Nueva de la Salvación, anunciada por su Hijo muy Amado, el Mesías Esperado, Jesús Nuestro Señor.

Y sobre todo: 


“Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra Santificación." (1 Ts 4, 3)





Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡Viva Cristo Rey!!!