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miércoles, 21 de agosto de 2013

María, Reina del Universo


Hoy 22 de Agosto se celebra la Fiesta de Santa María Reina. Acto con el cual el Señor ensalza a la Madre de Dios como Reina del Universo,  llevándola a compartir en forma más plena con su hijo Jesucristo, Señor de Señores y vencedor del pecado y de la muerte, el divino reinado celestial.

Juan Pablo II, el 23 de Julio de 1997, habló sobre la Virgen nombrándola como Reina del Universo. Relató que desde el siglo V al mismo tiempo que el Concilio de Éfeso proclama a la Virgen como Madre de Dios, el pueblo cristiano comienza a referirse a ella también como la Reina del Cielo y de la Tierra.

El Santo Padre explica que su posterior nombre de Reina del Universo, no excluye su Santísima dignidad divina de ser la Madre de Dios. Su realeza sigue siendo el resultado de la gracia sui generis de su misión maternal.

Si es cierto que todos nosotros reinaremos algún día con Cristo, como lo dice la Biblia en la Segunda Carta a Timoteo 2:12 “Si nos mantenemos firmes, también reinaremos con Él, si le negamos, Él también nos negará”. Por lo tanto , a María Santísima que  ha manifestado su obediencia y firmeza en Dios de una forma única  y  prominente,  Él la hace Reina y le ha otorgado su poder para reinar sobre todos los hombres y los ángeles y vencer a Satanás.

El Papa Pio XII en el año de 1954, instituyó la Fiesta Litúrgica del Reinado de María al coronar a la Virgen en la iglesia de Santa María la Mayor, en Roma.

Ciertamente, si los seres humanos amamos a nuestra madre terrenal con todo el amor de nuestras facultades físicas, siendo capaces de llegar a sacrificios para brindarle el mayor bienestar posible, y continuamente la llamamos e identificamos como la Reina del hogar --¡Bendito el hijo que honra a su madre!-- ... ¿Y cómo amamos a nuestra Madre Celestial?  ¿Qué hacemos para procurarle felicidad a su amante corazón? ¿Llegamos acaso al sacrificio por ella?

No podemos dar una respuesta total y definitiva a estas preguntas en forma generalizada, porque habemos hijos de esta dulce, inmaculada, amorosa y eterna protectora, madre nuestra antes de nuestro nacimiento y aún después de nuestra muerte, que ingratamente o ignorantemente no la reconocemos como tal.

Pero sí, en desagravio a  la actitud de los hijos desalmados, que no creen en tí, y reniegan de tí, Madre de Dios y también nuestra, ésta es la única respuesta que humildemente te ofrecen los que te aman sobre todo y todos, menos sobre Dios Padre y Dios Hijo, porque más que Tú, ¡solo Dios, solo Dios!

Oh, dulce Virgen María Reina del Cielo,
de los ángeles, de los profetas, 
de los santos, de los hombres 
y de todo el universo, 
ante tí con humildad y perfecto amor 
que brota de un corazón limpio y puro 

Te proclamo con todo mi ser, cuerpo y alma,
como la Reina Eterna de mi pasado, presente y futuro.
¡Madre mía, Reina y Señora de mis pensamientos,
de mis inquietudes y mis buenas acciones!

Yo sin tu amor soy nada, 
una planta sin flor ni fruto, 
un cielo sin estrellas, una fe sin luz, 
una oveja sin pastora.


Madre mía, intercede ante Jesús tu hijo tan amado, para que te permita llevarme junto con Él por el camino de la salvación y te permita que en el momento de mi muerte tomes el alma mía en tus delicadas manitas y me postres a los pies del creador. Y pueda al fin de mi vida terrenal gozar alabando y adorando por toda la eternidad a mi Dios transubstanciado en Jesús Sacramentado.



Alabado y adorado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡Viva Cristo Rey y la Virgen María Reina!!!

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