
Cada uno de nosotros nos reconocemos pecadores, y por medio de este acto de responsabilidad declaramos haber ofendido a Dios, y con el fin de implorar y merecer la misericordia de Nuestro Señor, voluntaria y humildemente prometemos introducir un cambio en nuestras vidas que radicalmente nos ayude a alejarnos del mal y reconciliarnos con Dios.
La Oración debe ser la manifestación espiritual que nos permita expresar con toda sinceridad el testimonio más eficaz de nuestra súplica de obtener el perdón y de confirmarle a él que todo lo sabe, nuestro verdadero arrepentimiento por haberle ofendido.

La Penitencia, es la mortificación que uno voluntariamente se impone a sí mismo con el fin de sentir el dolor del mal hecho y experimentar en carne propia la aflicción de haber transgredido la Ley Divina.
El Ayuno es también un castigo personal que nos imponemos para que la privación del alimento debilite al ser material pero que a la vez sirva para fortalecer y purificar al ser espiritual. Y es seguro que purificando y fortaleciendo a nuestro espíritu seremos dignos de que Dios nos pueda escuchar.
La Abstinencia es la virtud que nos permite rechazar parcial o totalmente de todo aquello que nos proporcione un placer material.
Nuestros sentidos son las facultades que tiene el hombre o cualquier animal de recibir por intermedio de determinados órganos corporales la impresión de objetos o estímulos exteriores. Cuando estos objetos o estímulos son placenteros a nuestro ser material generalmente debilitan nuestra fuerza y voluntad espiritual.

Hemos tratado de exponer cual debe ser nuestra participación durante el tiempo de Cuaresma y qué es lo que debemos hacer para cumplir con los preceptos que nuestra Santa Iglesia Católica nos aconseja seguir.
Somos libres de actuar según nos lo dicte nuestra propia conciencia. Cada uno de nosotros es responsable de sus actos.
¡Nadie podrá reemplazarnos el día que Jesucristo regrese
para juzgar a vivos y muertos!
y ¡Solo nosotros responderemos por lo que está escrito
en el Libro de nuestras vidas!
Queridos hermanos, ¡Renovemos nuestras vidas!, es tiempo de cambios, escojamos el Cambio para el Bien.

Aumentemos nuestras visitas al Santísimo,
Fortalezcamos nuestro espíritu, con la ayuda del Espíritu Santo
Demos a Dios lo que Dios merece y no lo que tú creas que debe merecer.
Pidamos a la Santísima Virgen María que interceda por nosotros ante su Divino Hijo y hagamos la promesa cuaresmal de rezar el Santo Rosario un día a la semana en nuestra Capilla, para ofrecerle a Jesús nuestra alabanza y a Dios Padre la eterna gloria e infinita adoración.
Alabado y adorado sea por siempre Jesús Sacramentado
¡¡¡Viva Cristo Rey!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario