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jueves, 10 de febrero de 2011

Una llamada más... ¿Será la última?


La nota de esta semana no tiene dedicatoria especial, es solo una reflexión personal a raíz de un acontecimiento que muestra la indiferencia humana hacia la Sagrada Eucaristía, a Jesús Sacramentado, a Dios Vivo en la Divina Hostia.

En días pasados concurrí al Santo Sacrificio de la Misa en un templo --cuyo nombre no es necesario señalar... puede tratarse de cualquier templo católico, en cualquier país o en cualquier ciudad-- y como fiel devoto de la Adoración Eucarística, decidí visitar al Santísimo en el Sagrario.
Era temprano y no habían sonado aun las campanadas de la primera llamada, afuera en el atrio de la iglesia, unos jóvenes y niños jugaban alegremente, dirigidos por catequistas que si bien no participaban en el jolgorio juvenil, vigilaban prudentemente el desarrollo del evento.

Dentro del templo solo había dos personas, una señora sentada en una de las últimas bancas, en actitud de no hacer nada. Mas adelante estaba un señor recostado en la primera o segunda banca, totalmente dormido. Y frente al Sagrario con exposición de la Sagrada Fórmula ¡no había nadie!.
Sólo Dios, esperando que sus hijos muy queridos le fueran a visitar, a llevarle un pedacito de su agradecimiento por lo tanto que hace por nosotros.

¡Qué soledad tan lacerante sentí en el corazón!
¡Qué frio de indiferencia me heló el alma toda!...
Y el dolor tan profundo que me atravesó, me hizo expresar en silencio y con lágrimas en los ojos: “Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen”.

Este episodio llenó mi ser de doloroso recordatorio... el de nuestra Capilla de Adoración Eucarística Perpetua, que hay muchas veces que se queda con un solo adorador y peor que eso, hay oportunidades en que los adoradores que les toca su Hora Santa, ni se presentan a cumplir con ella, teniendo que suplirlos el hermano que viene haciendo la hora anterior.
¡Qué falta de amor a Jesús, qué ofensa al Santísimo, qué falta de fe de aquellos hermanos que no cumplen lo prometido a Dios!.
No les estorba el peso de su falta en su conciencia, reniegan de su fe y vuelven a crucificar en el olvido a Él, que repleto de infinita misericordia tanto les ama que los perdona.

Y nuevamente les llama diciéndoles. “¡Ven!... Tengo sed de tí.”

Gracias a Dios no todos rompen su juramento, hay muchos hermanos que aman verdaderamente a Jesús Sacramentado y creen firmemente que Jesús Vivo está presente en la Hostia Sagrada. No los atemoriza ni el clima, ni la soledad de la noche, ni la amenaza de algún delincuente. Ellos saben que Dios nos protege y solo lo aman con el amor infinito que les da la fe y que confirman sus actos.
Hermanos alejados, ¡¡vuelvan al redil!!, su Pastor Celestial, Jesús Sacramentado, les ama y les llama... ¡Escuchen su imploración arrepentidos vuelvan a Él, no vaya a ser que sea esta la última llamada?


Alabado y adorado sea por siempre Jesús Sacramentado.
¡¡¡Viva Cristo rey!!!

1 comentario:

  1. Teniendo a Dios como amigo,
    vivirás en la luz de la fe,
    con esperanza y fortaleza,
    con verdadera paciencia y perseverancia,
    todos los días de tu vida
    Nunca estarás solo,
    y nunca temerás a nadie ni a nada,
    porque encontrarás tu seguridad en Dios.
    Gracias, Padre Eterno, gracias.
    Tú no me has abandonado a mí, que soy la obra de tus manos
    Tú no me has dado vuelta la cara,
    ni has despreciado mis sentimientos.
    Tú que eres la Luz, has aceptado mi oscuridad.
    Tú, el gran médico, has sanado mis enfermedades.
    Tú que eres la Vida, no me has dejado morir.
    Tú que eres la Sabiduría, no te has ido a causa de mi necedad.
    Tú, al contrario, me has rodeado
    de Tu bondad y de Tu Amable Misericordia
    y me has nutrido
    con el amor por Ti y por el Prójimo.
    Gracias Padre Eterno, gracias.
    Amen.
    BENDICIONES A TODOS!!!!

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