El mundo actual en que orbitamos es un complejo sistema de acciones fugaces, donde el ¡Ya! y el ¡Hoy!, nos arrastran sin dejarnos pensar en el ayer y menos en el mañana.
En este confuso parpadeo sensorial se nos escapan los valores, se esfuma la realidad y nos ahoga la fantasía de querer alcanzar un sueño, sin diseño original.
En el empezar de nuestra existencia, en la fecundación del óvulo materno, comenzamos a ser parte de la influencia procreadora de nuestra madre genética y biológica. Toda emisión sensitiva, cualquier señal física o espiritual de origen maternal se va grabando en nuestros entes genéticos como un sello de imborrable genuinidad. ¡Este es el inicio de nuestro modelo de vida!
Luego vendrán los nueve meses de gestación, el nacimiento, la infancia, la niñez, la juventud y la madurez de la persona adulta. Aquí haremos un alto para reflexionar y querer adivinar... ¿quiénes somos?
Aquí nos encontramos sin aún conocernos totalmente, somos un conjunto del más intrincado complejo de factores formadores de nuestra incipiente personalidad. El acelerado metrónomo del vertiginoso ritmo de nuestro mundo nos envuelve en su vorágine agobiante y en el destello de una idea deslumbrante trazamos el primer rumbo de nuestra vida.
La encrucijada está allí esperando ansiosamente nuestra rápida decisión: trabajar, estudiar o soñar. ¿Qué haremos?... el tiempo nos acosa y la mayoría optamos por un poco de las tres, trabajar, estudiar o soñar. Iniciando en un porcentaje de cada opción equivalente a nuestra libre voluntad.
Así, enfundados en un disfraz de aptitudes y actitudes indefinidas nos lanzamos a la aventura de nuestra vida. El ¡YA! nos marcará el paso y el ¡AHORA! regirá nuestro comportamiento; pasaremos por muchas etapas de formación física y espiritual. Seremos líderes de movimientos sociales, defensores del pobre y del postergado, buscaremos la verdad religiosa en extraños libros y culturas orientales, beberemos de las fuentes de la nueva cultura religiosa del “New Age”...
Con breves o largas pausas, continuaremos la carrera que elegimos seguir, de acuerdo a lo moderno y al valor económico que obtendremos al graduarnos.
Por fin... tenemos ya un título que nos concede la certificación de un conocimiento que no tenemos, de una aspiración que no deseamos y de una preparación que tendremos que refinar para que la podamos utilizar.
¡Hay que apurarnos!... ya tenemos unos años más, mejor nos casamos y tendremos una esposa y unos hijos para que no se pierda el apellido y sobre todo, haber procreado un ser humano. Aunque no hayamos sembrado un árbol ni hayamos escrito un libro.
He aquí la imagen de la mayoría de nuestra generación, una caricatura de lo que puede y debería ser una vida digna de ser vivida y recordada. No somos más que un cumulo de años hacinados en un montón de experiencias vacías y sin propósito de calidad alguno.
Una vida desperdiciada en el holocausto a divinidades falsas creadas por el hombre para su propia satisfacción y destrucción.... ¡Dios no creó al hombre para esto!... lo creó para que fuera SANTO y que mediante su santidad sea feliz y tenga Vida Eterna; porque para esa vida de Gloria, Dios nos envió a su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, quien ganó para la humanidad el Perdón y la Vida Eterna, con su muerte en la cruz y su resurrección.
Queridos hermanos, que nuestra vida siga siempre el Camino de la Palabra y la Vida de Jesús y así cumpliremos con el sagrado propósito de nuestra creación, único propósito real y verdadero, nuestra salvación para la gloria de Dios Padre Todopoderoso.
¡Juventud del mundo!, que nuestra Santísima Virgen María, madre de Dios nos proteja y nos acompañe en nuestro tránsito por este mundo y sea la intercesora de nuestras oraciones y plegarias a Dios, para que nos conceda su paz, su amor y su eterna misericordia, que nos permita algún día gozar de la dicha infinita de estar en su Reino y ser uno solo con Él en la Santísima Trinidad por los siglos de los siglos.
Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado
¡¡¡ Viva Cristo Rey !!!
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