El mes de Mayo antiguamente correspondía al tercer mes del año, ya que los meses de Enero y Febrero estaban localizados a finales del año. El origen de este mes no ha sido precisado y solamente se conjetura que su nombre proviene de la Diosa romana Maia o Bona Dea y que su festividad se celebraba en el mes llamado Maius.
Estamos cercanos a que inicie el mes de Mayo, mes que para los católicos y en especial para la Santa Iglesia, es el mes de la Santísima Virgen María, y no podíamos dejar de pasar esta oportunidad sin resaltar lo que representan las celebraciones del mes de Mayo dedicadas a la Madre de Dios.
Existen muchos países y pueblos de este mundo en los que durante el mes de Mayo se festeja con mucha devoción, respeto y majestad a nuestra Santísima Virgen María. Festividades, que por mas grandiosas que sean o pretendan ser, nunca podrán ser de la altura y dignidad que es merecedora la Reina del Cielo.
Dice el refrán que para muestra basta un botón (hablando de flores), aquí para mostrar la Divinidad de la Virgen María, solamente mostraremos dos de sus más reconocidas y supremas festividades que celebramos en el mes de Mayo, la Virgen de Fátima y la Virgen María Auxiliadora.
Quien sea verdadero devoto de la Santísima Virgen María en cualquiera de sus advocaciones o apariciones, es un vivo testimonio del infinito amor que derrama en su alma la dulce y virginal Madre de Dios. Esta devoción NO significa el llevar una medallita o un escapulario, ni rezar oraciones de alabanzas y loas compuestas por otras personas, sean santos o laicos.
Ser devoto de la Santísima Virgen María es llevar indeleble en el alma la dulzura de su maternal divinidad, tener en el espíritu el sublime perfume de su virginidad celestial, es tener en la mente y pensamiento su imagen de pureza inmaculada. En fin es reconocer, que somos humildemente indignos de tener el amor de tanta belleza, de tal maravillosa creatura, de tan excelsa señora, nuestra Celestial Madre, a quien nunca llegaremos en este mundo, como ella se merece ser alabada, venerada y sobre todo eternamente amada.
La Santísima Virgen María, recientemente en el siglo pasado y a comienzos del presente, ha querido mostrarnos su amor mediante apariciones personales en muchas regiones del mundo. Son milagros irrefutables y confirmados totalmente por la Iglesia Católica.
En esta ocasión queremos mencionar tres apariciones de la Virgen María y a cuál de ellas no podemos dar mayor realce o majestad, porque las tres son la misma imagen de la Santísima Madre de Dios.
Virgen de Lourdes.- El día 11 de Febrero de 1858, en Lourdes, Francia, se apareció, a la pequeña Bernardette, a quien se identificó como la Inmaculada Concepción. En la actualidad son millones los fieles que acuden a Lourdes a rendirle homenaje.
Virgen de Fátima.- El día 13 de mayo de 1917, en Fátima Portugal hizo su aparición ante tres pequeños pastores, Lucia, Francisco y Jacinta y se identificó a sí misma como Nuestra Señora del Rosario. Son tres Papas los que han concurrido a Fátima como simples peregrinos para mostrarle su amor a la Reina del Cielo y de la Tierra. Fueron Pablo VI, Juan Pablo ii y Benedicto XVI.
Por último nos vamos a referir a la Virgen María Auxiliadora, que tal vez sea un poco menos difundida su advocación, sin dejar de ser tan importante como todas las otras advocaciones de la única y bendita Madre de Dios.
El primero que llamó a la Virgen María con el título de de María Auxiliadora, fue San Juan Crisóstomo en el año 345. En el año 1572 el Papa San Pío V ordenó que en todo el mundo católico se rezara en las letanías, la advocación de María Auxiliadora porque en ese año Nuestra Señora libró prodigiosamente en la Batalla de Lepanto a toda la cristiandad que venía a ser destruida por un poderoso ejército mahometano.
En el año de 1814 el Papa Pío VII prisionero del General Napoleón, prometió a la virgen que el día que llegara a Roma en libertad, lo declararía Fiesta de María Auxiliadora. Inesperadamente el Pontífice quedó libre y llegó a Roma el 24 de Mayo. Desde ese día quedó declarado el 24 de Mayo como Día de María Auxiliadora.
Por último en el año de 1860 la Santísima Virgen se le aparece a San Juan Bosco y le dice que quiere ser honrada con el título de Auxiliadora. Desde ese momento su nombre oficial se conoce como María Auxiliadora de los cristianos y es venerada en todos los países católicos del mundo.
He aquí tres bellísimas flores de la muestra que quiso dejarnos la Madre de Dios como prueba de su profundo amor al género humano.
Oh dulcísima Virgen María quisiéramos en este día
mostrarte de alguna manera el infinito amor
que por tí tenemos los hijos de Dios.
Pero no encontramos palabras que puedan expresar
lo que un alma arrobada por tan hermosa,
bondadosa y preciosa Celestial Reina,
siente con profundidad de eterna veneración
al contemplar de Dios la creación de tan grandísimo Ser.
Revoloteando la mente unida al alma que sueña
y te bendice ¡oh Reina del Universo! en humilde deseo,
quisiera con mis lagrimas tejer las mas preciosas sandalias,
que con el dulce calor de mi más tierno amor
cubrieran tus pies descalzos.
Para que eternamente sintieras
la tierna caricia que rendido
te ofrece este pobre pecador,
que no tiene otra cosa que darte,
en prueba que jamás dejará de amarte.
Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado
¡¡¡ Viva Cristo Rey !!!
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