
¡¡El Nacimiento de Jesús, su Hijo Unigénito,
que nos trajo la redención y salvación!!
Navidad, ¡Fiesta de Gracia y Amor Infinito, estrella de Luz Divina que nos sustrajo de las tinieblas del pecado!. Fiesta en que todos los hombres deberíamos establecer como el acontecimiento más grandioso en la historia del mundo todo, pero que sin embargo hemos desvirtuado indignamente y solo celebramos una fiesta de intercambio de regalos entre familiares, amigos e íntimos conocidos, cuando debería ser un acto de Adoración Sublime a Dios Hecho Hombre, que con su inmolación y resurrección nos dio el perdón y la vida eterna.
¿Y qué nos dice Jesús y Señor Nuestro ante nuestra mezquindad de amor? ... “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.” (Mateo 15, 8)

¡Bebamos de la fuente misma del amor, Jesús Nuestro Señor, y nuestra alma se empapará del divino elixir que nos sanará de nuestra ingratitud!
¡Despojemos nuestras almas de los falsos ídolos que la inmunda soberbia despliega insinuante ante nuestra vanidad y renunciemos a los tentadores encantos que el maligno nos ofrece por ser los judas modernos que vendemos a Jesús por una cuantas miserables pasiones!

¡¡Busca ese amor con toda tu fuerza, con toda tu fe y cuando lo sientas palpitar en tu corazón, no te desprendas de él, jamás!!
La Navidad ya pasó, pero no olvidemos que Jesús desde que vino al mundo, hace dos mil años, nunca ha dejado de amarnos y nunca nos abandonará. ¡Jamás lo abandonemos nosotros y jamás dejemos de amarlo!.
Dentro de unos pocos días más entraremos a un Año Nuevo, un año más de vida, un año más que nos acercamos con absoluta seguridad a nuestro feliz encuentro con Nuestro Creador... Generalmente los seres humanos con el comienzo de un año nuevo hacemos muy formalmente nuestras intenciones, las que casi siempre dejamos de cumplir...
Bien, que este año sea de cambio, un cambio que sí debemos cumplir, y que sean estas promesas las que cambien nuestras vidas para decirle a Dios, Padre Todopoderoso, que lo amamos con la naturaleza del mismo amor que Él nos da.
Con la verdad de mi corazón, te prometo Dios Mío:
- Amarte sobre todas las cosas
- Cumplir con tus santos preceptos
- Amar a todos los seres que estén en mi camino y a los que encuentre en él.
- Ser cada día más humilde
- Ayudar al pobre y a todo necesitado
- Hablar con la verdad y desterrar la mentira
- No cometer pecado alguno
- Jamás reincidir en un pecado perdonado
- Buscar el bien y huir del mal
Y cumpliendo todas estas cosas pueda yo decir:
“Y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí”
Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado
¡¡¡ Viva Cristo Rey !!!