martes, 16 de febrero de 2016

El Tiempo Litúrgico de Cuaresma


Estamos en el tiempo litúrgico de Cuaresma, en donde los católicos expresamos, nuestro más fuerte sentimiento de penitencia y arrepentimiento, como expiación, por los pecados cometidos en agravio directo a nuestro Dios.

Es tiempo de Reflexion, de Oración y de Conversión. 


  • Tiempo de reflexión: Reflexión es la acción de reflexionar, es decir,  la actividad mental en la que el pensamiento se vuelve sobre sí mismo para ayudarnos mediante su previo consejo o advertencia, llegar a un juicio correcto. 

En la reflexión religiosa nuestra mente valora las ofensas cometidas en contra de lo dispuesto en los preceptos de Dios y en un
sincero y severo examen de conciencia, reconocemos nuestra responsabilidad culpable de los actos indignos cometidos. 

  • Tiempo de oración: es nuestra plegaria elevada a Dios mediante la intercesión de la Santísima Virgen María, de los santos apóstoles, de los santos mártires u otro ser humano consagrado por sus propios meritos y que vive eternamente en los cielos,  por la divina gracia de nuestro Señor Jesucristo para la gloria de Dios Padre Todopoderoso.

La oración, además de la palabra o palabras mentales llenas de intensidad, debe contener la mágica envoltura de la espiritualidad, elemento indispensable para que le sea agradable a Dios Nuestro Señor. La espiritualidad debe ser la esencia de nuestro corazón arrepentido, que en cada uno de sus latidos repita: ¡Perdón por haberte ofendido!


  • Tiempo de conversión: la acción y efecto que nos hace creer en lo que antes dudábamos o negábamos, que el amor y el bien son cualidades humanas existentes por naturaleza desde que fuimos bautizados y las que van creciendo o apagándose durante las diferentes etapas durante el camino de nuestras vidas.


Para mantenernos en estado de gracia, es necesario, que junto con una oración eficaz y continua cada día de nuestra existencia, pongamos en la práctica todas las virtudes solicitadas y obtenidas en nuestra oración.


Este es pues el propósito de la Cuaresma, tiempo de reflexión, oración y conversión, el estar debidamente preparados espiritualmente, para celebrar dignamente la pasión, la muerte y la resurrección de Jesucristo, Dios y Señor Nuestro.


La Pascua de Resurrección, culmen de nuestras celebraciones litúrgicas, es el misterio de nuestra fe, la certeza de nuestra salvación y el aseguramiento de la vida eterna.



Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡ Viva Cristo Rey !!!


miércoles, 3 de febrero de 2016

Acciones especiales que Dios espera y quiere de todos nosotros.


¿Hemos alguna vez pensado como desea Dios que nos dirijamos a Él, cuando solicitamos un favor, una ayuda o su divina protección? 

Tal vez nunca lo hemos ni siquiera considerado, nuestra oración es casi siempre una rutina de pedir y pedir sin descanso, por cualquier dificultad que se nos presente en nuestras vidas.


Consideremos muy en serio lo que Jesús nos dice: 
"Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo, y aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón; y así encontraran alivio. (Mateo 11, 28-29)"
En estas palabras Jesús nos da a conocer la primera cualidad que debemos tener para agradarle y poder comunicarnos con Él, ¡la humildad!.  La humildad es la reina de todas las virtudes, quien no es humilde no entrará en el reino de los cielos.


La Humildad es el primer paso hacia la Santidad. La Santidad es sencillamente el deseo de complacer a Jesús, Dios y Señor Nuestro. Santificarse es unirse a Dios y a esta unión es a la que Él nos llama. Lo que Dios permite que nos pase está plenamente sopesado, ésa es la voluntad de DiosSu amor por nosotros es infinito por lo que su voluntad jamás será un mal, al contrario será un bien, ya que lo que Él quiere es nuestra felicidad eterna.

Reflexionando humilde y piadosamente, todos deberíamos considerar nuestras aflicciones y desgracias como frutos de la voluntad de Dios para nuestro bien. De allí que nuestras oraciones y plegarias a Dios deberían ser en favor de nuestros hermanos que no conocen a Dios o para aquellos que los falsos ídolos los han alejado de Él.

Otra cualidad de nuestra comunicación con Dios, y que a Él le agrada, es manifestarle nuestra plena confianza en su misericordia y eterno amor por todos nosotros, sin importar lo que hagamos, pensemos o digamos, porque Él nunca nos dejará solos y abandonados. 

Ese es el misterio divino de nuestra fe. Fe que fue derramada en nuestros corazones por el Espíritu Santo por medio de los Santos Sacramentos del Bautismo y de la Confirmación.

Dios desea que el arrepentimiento de nuestros pecados sea el pleno reconocimiento de la ofensa cometida contra Él y que conscientes del mal inferido, expresemos irreversible y categóricamente, que estos hechos indignos jamás los volveremos a cometer.

Una acción que verdaderamente complace a Dios, es que en nuestras oraciones tengamos como intermediaria a nuestra Santísima Virgen María, Madre de Dios. Porque ella por su especial divinidad sabe cómo dirigirse a Dios Padre, con esa humildad de purísima y única personalidad que el mismo Dios quiso que ella tuviese por ser la elegida para ser la madre de su Unigénito, Jesucristo Nuestro Señor.

Para finalizar, invitamos a todos aquellos que aún no pertenezcan a la Adoración Eucarística Perpetua a concurrir a una Capilla de Adoración Eucarística Perpetua y gozar de la más excelsa comunicación con Dios verdaderamente presente y vivo en la Divina Hostia Consagrada, y con las palabras del silencio espiritual decirle a Jesús Sacramentado, “En tí espero, en tí confío, en tí creo.”


Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡ Viva Cristo Rey !!!